Un momento de la presentación
Un momento de la presentación - Rocío Ruz

La Iglesia baja a la realidad de Sevilla para orientar a los fieles

El arzobispo y el obispo auxiliar presentan el documento programático para la vida diocesana en los próximo cinco años

Sevilla Actualizado: Guardar
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La Iglesia de Sevilla ha descendido hasta la realidad y actualidad del pueblo para trazar las líneas pastorales a seguir durante los próximos cinco años. Adentrándose en el contexto cultural, social, económico y religioso y «renunciando a la terminología clásica», según aseguró el arzobispo, monseñor Juan José Asenjo, se ha elaborado, en un trabajo coral con todas las entidades eclesiales el documento «Siempre adelante», con orientaciones pastorales encaminadas, en línea con el Papa Francisco, a avanzar en el mandato misionero y ser una Iglesia en salida, con hincapié en la evangelización y los pobres y necesitados, con parroquias abiertas, catecumenado, potenciación del servicio evangélico de la piedad popular o mayor atención a los pobres, entre sus líneas maestras

El prelado, junto al obispo auxiliar, monseñor Santiago Gómez Sierra, y del prefecto de Liturgia de la Catedral de Sevilla, Luis Rueda, protagonizó una rueda de prensa en la que no faltaron preguntas exclusivamente relacionadas con el sempiterno mundo de las cofradías: el asunto del robo en la Hermandad del El Valle, sobre el que vino a decir que «los trapos sucios se lavan en casa», para añadir que no vio con buenos ojos «que recurrieran a los tribunales»; en torno al traslado del Vía Crucis del Consejo, que tildó de «cuestión menor. La jerarquía eclesiástica no debe bajar a estos asuntos». «No es que afecte a la vida eterna», pero «asistiré igualmente sea el lunes, el martes o el miércoles...». Aprovechó también para mostrar su «alegría» por la «auténtica catarata de fervor y fe» en torno al Gran Poder en el Jubileo de las Hermandades, y se preguntó, «off de récord», dijo, por «¿Qué hubiera sido del Vía Crucis Magno sin la lluvia? hubiera sido análogo al Jubileo cofrade».

Antes de ese clima distentido de respuestas de monseñor Asenjo, el tiempo estuvo ocupado por la presentación del documento, que será promulgado mañana, en el curso de la Eucaristía de clausura del Año de la Misericordia que se celebrará en la Catedral a partir de las cinco de la tarde. Monseñor Gómez Sierra fue el encargado de detallar las Orientaciones, que ven la luz tres años después del último plan pastoral de Asenjo, quien durante este tiempo ha marcado las líneas precisas en sus cartas pastorales.

Líneas de trabajo

El documento está vertebrado en tres partes y propone cinco líneas de trabajo. Parte de un análisis de la realidad de Sevilla, de «la cultura urbana de la ciudad y los pueblos» . de los cambios en las relaciones humanas, de las periferias de la pobreza, punto en el que el obispo auxiliar destacó que «Sevilla tiene el triste privilegio de tener tres de los cuatro barrios más pobres del país», Los Pajaritos, Las Tres Mil y Torreblanca. Y, ampliando hasta quince los de España, entrarían otros cuatro: Las Letanías, Polígono Norte, Cerro del Águila y Su Eminencia. «Esto —dijo— nos interpela», añadiendo que otra realidad es el peso de la crisis económica y sus consecuencias», con el «paro de larga duración y la grave dificultad de muchos jóvenes para acceder al mundo laboral y poder trazar un proyecto de vida personal y familiar», a lo que se añade la «secularización creciente, que hiere la tradición católica».

«La Iglesia —aseguró— ha perdido la batalla cultural ante esta cultura dominante poco religiosa, laicista, descaradamente desdeñosa y agresiva con la Iglesia», aunque «persista la cultura católica», hay que responder «con un movimiento entusiasta de evangelización».

Advirtió monseñor Gómez Sierra que este objetivo «no es cruzada, ni marketing ni proselitismo», es un «llamamiento» basado en las cinco líneas de trabajo que componen la parte más extensa de este documento programático, en el que se propone «hacer parroquias abiertas, flexibles y misioneras», transformarlas en «comunidad de comunidades»; desarrollar la iniciación cristiana frente a la «ruptura seria» del modo tradicional de transmitir la fe de padres a hijos, también «debilitada en la parroquia y la escuela», por ello —dijo— «la Iglesia debe hacerse cargo de la situación, dejar los valores abstractos y comenzar desde el principio del mensaje cristiano».

Otra línea importante es potenciar el servicio evangelizador de la piedad popular. «En torno a las imágenes —admitió— hay auténticas experiencias con Dios. Queremos reconocer esa riqueza, al igual que el compromiso caritativo y social de las Hermandades, a la que vez puso sobre el tapete «algunas debilidades para no ignorar que nacen de esa ruptura de transmisión de fe de las últimas décadas. No podemos confundir la piedad popular con la afición a lo cofrade», sentenció.

Caridad, la esencia

El cuidado de la dimensión social de la evangelización y la opción por los pobres es un mimbre fundamental de las propuestas, ya que la Iglesia considera «la caridad como manifestación irrenunciable de su esencia». Las acciones, en este sentido, se encaminan a ofrecer a los pobres comunidades fraternas, potenciar el Centro Diocesano de Empleo, promover una cultura de acogida de inmigrantes o dar a conocer a fondo la Doctrina Social de la Iglesia, además de fomentar la presencia de los laicos en estas tareas. Por último, la Iglesia quiere avanzar en la «conversión misionera de los evangelizadores», saliendo del «conformismo» y la «espiritualidad de mínimos», huyendo del clericalismo, haciendo salir a los movimientos de sus «microclimas»... para ello también se emprenderá una remodelación de las estructuras pastorales para que sean más funcionales y operativas», indicó el obispo auxiliar.

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