Alumnas del colegio femenino Ribamar
Alumnas del colegio femenino Ribamar - ROCÍO RUZ
ENSEÑANZA

Cuarenta sentencias han desautorizado el acoso de la Junta a la educación diferenciada

A diferencia de Asturias, donde también gobierna el PSOE, el Gobierno andaluz no se rinde e insiste en su política de intentar suprimir los conciertos a un modelo educativo muy extendido en EE.UU., Gran Bretaña y Alemania

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Cuarenta sentencias han dado la razón en los últimos años a los centros de educación diferenciada frente a las resoluciones de la Consejería de Educación contra sus conciertos económicos. El conflicto judicial arrancó en 1999 con la primera resolución judicial del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, ratificada posteriormente por el Supremo, y no parece que la última, de este mismo tribunal, conocida ayer, vaya a ponerle fin, dado el empeño del Gobierno andaluz en mantener su política de acoso a estos colegios al margen de la escasa base legal de que dispone para sostenerla.

El gobierno que preside Javier Fernández, amigo personal de Susana Díaz y uno de sus grandes apoyos frente a Pedro Sánchez en su fracasada pugna por la secretaría general de los socialistas, renunció a plantear ningún nuevo intento de suprimir los conciertos tras su primer revés judicial.

Al margen de las consideraciones jurídicas en las que se han apoyado los distintos tribunales de justicia para sentar doctrina sobre esta cuestión (algunas, es cierto, ganadas por la Junta, pero posteriormente rectificadas), hay datos objetivos que avalan el buen hacer de los colegios andaluces a los que la Junta de Andalucía pretende retirar su apoyo económico.

En Altair, uno de los centros sevillanos a los que el Gobierno presididdo por Susana Díaz retiraba los conciertos tras una orden publicada hace dos días en el Boja, el noventa por ciento de sus alumnos pasa a Bachillerato tras culminar la Educación Secundaria, cuando en los colegios públicos de la zona, esa cifra es inferior al cincuenta por ciento.

Es también uno de los centros con mayores listas de espera para nuevas admisiones (más de 200 para el próximo curso que tendrán que estudiar en otros colegios por la falta de plazas), lo que demuestra la confianza de los padres en el modelo educativo que la Junta se empeña en combatir.

Este colegio, que acoge a 1.200 alumnos de Palmete, los Pajaritos, Su Eminencia, Rochelambert y Juan XXIII, tiene la ratio más alta de estudiantes por clase del distrito, uno de los más pobres de la ciudad.En Selectividad también obtienen las mejores notas de todo su área de influencia y una de las más altas de la ciudad.

Sin fracaso escolar

El colegio femenino Ribamar, situado en el barrio de Santa Cruz y dependiente también del Opus Dei, no tiene fracaso escolar y el cien por cien de sus alumnos logra su título. Un sesenta por ciento consigue un trabajo tras salir de sus aulas y más de 230 estudiantes figuran en lista de espera para cursar estudios en sus aulas.

La educación diferenciada, que es un modelo muy extendido en Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos, es apoyada con fondos públicos en esos países. Hillary Clinton, exsecretaria de Estado en el primer gobierno de Barack Obama, estudió en el Wellesley College, una universidad femenina.

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