¿Hay conflicto entre la escuela pública y la concertada?

Jesús Muñoz de Priego no podía imaginar que la publicación de su nuevo libro iba a coincidir con un momento tan propicio para la reflexión que propone en sus páginas. «Libertad de enseñanza...¡Para todos!» es el nuevo título de este abogado sevillano especialista en derecho educativo en el que, con un tono divulgativo y un lenguaje sencillo, no exento de humor y salpicado incluso de emoticonos y caricaturas, aborda con rigor y profundidad un asunto de latente actualidad.

Según el autor, su libro pretende ser «una apuesta por fundamentar la libertad de enseñanza y analizar el sistema de financiación que actualmente lo hace posible, el concierto educativo, y por favorecer un debate social con argumentos y no basado en tópicos, sesgos o clichés».

Está dirigido a un amplio espectro de posibles lectores porque, «creo, que puede resultar de interés tanto para quienes defienden la libertad de enseñanza, como para quienes la critican, ya que en demasiadas ocasiones me temo que se adoptan posturas, o se defiende o se critica algo, desde la ignorancia, desde los prejuicios y la trivialidad». Muñoz de Priego considera que, contra lo que pudiera parecer, hay que continuar dotando de argumentos la libertad de enseñanza, «no sólo por los procesos de renovación de conciertos, que pueden resultar conflictivos en aquellas comunidades gobernadas por posturas de izquierda radical, fruto de acuerdos de gobierno con partidos de posiciones extremistas, sino también —explica— por el futurible debate para alcanzar unos prinicipios básicos comunes y consensuados para un pacto de Estado por la Educación, tan difícil como necesario, que dote de estabilidad y tranquilidad al sistema educativo y al sector».

Bregado en conflictos derivados de la escolarización, los conciertos y del ámbito educativo, en general, este letrado tiene muy presente una certeza: «La escuela pública y la concertada no son incompatibles, ni enemigas. No hay conflicto, eso es una mera ficción interesada. Y no puedo compartir —añade— que la defensa de la escuela pública se base, no en alabar su actuación y sus bondades, sino en obligar a los padres a que escolaricen a sus hijos en la misma, quieran o no, porque se han eliminado las demás opciones. Es una triste forma de defenderla, denota una absoluta ausencia de autocrítica, y la imposición no parece nunca una postura favorable ni a la libertad ni a la democracia».

No duda en este punto en mostrar su preocupación «por la tendencia de algunos partidos políticos en defender una escuela pública única, como modelo excluyente. Una postura que no es compatible con la libertad de enseñanza», lamenta Muñoz de Priego, quien precisa que «si solo existe la escuela de titularidad de la Administración pública, los padres, los ciudadanos, no podrán elegir, y esa posibilidad de elegir es, precisamente, la libertad de enseñanza».

Este abogado valora que en Andalucía la Junta haya mostrado una disposición a mantener conciertos en centros con demanda social, lo que no supone, en su opinión, «una opción por la libertad de enseñanza pero, al menos, no se la debilitaría aún más de lo que ya lo está. Pienso que en esto el papel de Ciudadanos debería ser fundamental. Si cuando el PSOE gobernaba con IU eso parecía justificar la diatriba radicalista de sus política educativa, ¿por qué la influencia de Ciudadanos, que permite el gobierno del PSOE, debe ser menor y no debe llevar a la moderación?», se pregunta. El autor aboga, en este sentido, por el diálogo y por la necesidad de gobernar para la ciudadanía andaluza y no sólo para una parte del electorado.