EL ISLAM EN LA CAPITAL ANDALUZA

La comunidad musulmana reclama más regularización de mezquitas e imanes

Las entidades islámicas de Sevila piden más control sobre los líderes espirituales para evitar radicalizaciones y acabar con los prejuicios, avivados tras los atentados

Momento del rezo del viernes en la mezquita Ishbilia PEPE ORTEGA

EDUARDO BARBA

Los atentados yihadistas en Cataluña de hace unos días han provocado múltiples reacciones de condena, apoyo a las víctimas, condolencias, explicaciones y también una mirada hacia el Islam que engloba visiones de todo tipo: desde las más tolerantes e integradoras hasta las que asocian a los mulsulmanes con la violencia y el fanatismo sin más. Como la de otras grandes ciudades españolas, la comunidad musulmana de Sevilla avanza compaginando su rutina con una constante lucha para que se superen los prejuicios, ahora acrecentados, pero también con la consciencia de que debe trabajar mucho más de lo que lo están haciendo en integración. Para ello, y a raíz de los actos terroristas más recientes, también en la capital andaluza los mahometanos ponen énfasis en la necesidad de más autorregulación y, sobre todo, de poner fin al descontrol existente sobre las mezquitas y los imanes, origen de lo sucedido el 17 de agosto.

En lo que coinciden prácticamente todas las entidades musulmanas es en la escasez de imanes con la suficiente cualificación , lo que provoca que casi cualquiera pueda ejercer ese puesto e influir en los fieles con mensajes radicales que se escapan del control de una superioridad religiosa, que en el caso del Islam es mucho mas dispersa al tratarse de comunidades con sus propias normas y un alto nivel de independencia . La misma que tiene un imán para dar sus sermones. «No existen criterios específicos para elegir a un imán, simplemente los escoge quien paga. Y no en todas las comunidades se conoce el origen del dinero». Así lo expone a este periódico Yihad Sarasúa, presidente de una de las organizaciones islámicas más activas y aperturistas de la capital hispalense, la comunidad Mezquita Ishbilia. «Es crucial que haya más regularización y muchos más controles sobre los imanes, que son una pieza clave. Cada grupo tiene su imán o sus imanes, pero falta legislación y eso obliga a que haya mayor autorregulación. En nuestro caso la tenemos, pues quienes actúan de imán han pasado varios filtros y pedimos antes mucha información sobre ellos, pero si no la tienen todos en todas las comunidades del país, luego hay problemas. El terrorismo es también consecuencia de eso, de la falta de madurez de nuestro propio colectivo, el musulmán, pero también de la desidia de las administraciones con este tema, donde debería haber mucha más transparencia, legislación, oficialidad y vida pública sana».

Sobre todo, marroquíes

En Sevilla son unos 8.500 musulmanes los que aparecen por las mezquitas a la hora del rezo, cifra que hay que duplicar para referirse a la población musulmana de la ciudad. Y que es algo menor que la de hace diez años por la marcha de inmigrantes con la crisis. Se trata de un nivel bajo de población en comparación con otras grandes ciudades españolas e incluso con otros lugares de Andalucía como el Campo de Gibraltar, Granada o Almería, pero digna de reseñar y creciente si se realiza una comparación con la suficiente perspectiva temporal. La amplísima mayoría de los que tienen residencia en Sevilla son marroquíes (nacionalidad más numerosa entre los extranjeros de la ciudad), pero hay también un nutrido grupo de nacidos ya en la capital hispalense. Sevillanos que son musulmanes y no simplemente musulmanes que viven Sevilla.

El mayor colectivo islámico se ha asentado históricamente en el Distrito Macarena , básicamente en El Cerezo —con un amplio grupo de subsaharianos—, pero el mayor crecimiento poblacional se ha producido en los últimos años en el Distrito Cerro-Amate , en especial en la zona de la Carretera de Su Eminencia y en Tres Barrios (Candelaria, Pajaritos y Madre de Dios), pivotando en pequeños negocios de comestibles, ultramarinos y locutorios. Ambos enclaves dan una idea del nivel socioeconómico de la población musulmana sevillana, de estrato bajo y que sólo puede asumir pagos o alquileres de viviendas en estas demarcaciones más humildes de la ciudad. Ese perfil está también íntimamente vinculado al tipo de mezquita y los mensajes de los imanes.

Colectivo muy heterogéneo

Como en todo el Islam suní —el de los magrebíes y, por ello, mayoritario en el núcleo musulmán sevillano—, el principal problema de las comunidades es su gran falta de cohesión , ya que no existe una jerarquía u organigrama. Basta con inscribirse en el registro del Ministerio del Interior como comunidad religiosa para que esa comunidad tenga existencia oficial. Y cada una de ellas no sólo tiene entidad jurídica independiente sino que está vinculada a una rama u otra del Islam, a interpretaciones diversas, a distintas «cúpulas» y a procedencias de fondos de muy variado pelaje. Las comunidades tienen como referencia, como punto de encuentro, una mezquita. En cada una dirige el rezo habitualmente un imán «oficial», si bien algunas alternan imanes en función de la disponibilidad de cada uno. Quienes no se registran como comunidad suelen agruparse en simples entidades religiosas, asociaciones de menor calado... aunque también menos controladas. Ahí radican muchos de los problemas.

En la capital andaluza actualmente existen ocho mezquitas registradas. La primera y más antigua es la Ummah , que se mantiene activa en la calle Valle; es la encargada del mantenimiento del cementerio musulmán —incrustado en el de San Fernando—, espacio cuya cesión no está siendo demasiado efectiva para la comunidad islámica sevillana por las divergencias entre grupos sobre la tradición de enterramiento. Allí, precisamente, han aparecido estos días pintadas islamófobas.

Tras ésta surgieron varias más, entre ellas la de mayor presencia de fieles, la de la Macarena (Al Hidaya) , que llega a congregar a más de un centenar de personas en cada rezo gracias al poblado vecindario subsahariano. También mantiene su peso específico la de Ponce de León, donde tiene su sede la comunidad Mezquita de Sevill a y la fundación que lleva ese nombre, creadas en 2005 para promover una gran mezquita y un centro cultural y que mantiene una amplia representatividad. Además, hay una mezquita pequeña en Su Eminencia (Al Baraka) , la de Bellavista , la que gestiona la comunidad senegalesa en San Jerónimo, una en el polígono Store (Attawhid) y, además, la que está cobrando más fuerza en los últimos años por su actividad e iniciativas de la mano de entidades públicas, la Mezquita Ishbilia , en Amate. Esta última es la única comunidad cuya junta directiva está formada íntegramente por sevillanos, para los que hablar de integración resulta paradójico. Precisamente esta última comunidad es la que promueve desde hace un par de años la construcción de una gran mezquita en la capital andaluza. De hecho, presentaron el proyecto para levantarla en Sevilla Este, pero esta primavera el Ayuntamiento descartó la propuesta.

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