Fachada de uno de los establecimientos que se ha quedado sin veladores
Fachada de uno de los establecimientos que se ha quedado sin veladores - J.M.SERRANO

Los camareros del Centro de Sevilla, indignados con el recorte de veladores

Los empleados de los locales afectados creen que si hay menos mesas que servir peligran sus puestos de trabajo

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Es difícil encontrar un trabajador de alguno de los locales de la avenida de la Constitución o la calle San Fernando que no esté indignado con el recorte de veladores llevado a cabo por el Ayuntamiento de Sevilla. Las inspecciones realizadas para comprobar el cumplimiento de la ordenanza de ocupación de la vía pública, esto es, para determinar si hay veladores que invaden el paseo y la zona por la que transitan los peatones, ha indignado a trabajadores y responsables de estos establecimientos, algunos de los cuales estaban ayer realmente enfadados.

Aunque muchos no querían dar su nombre porque son empleados, la respuesta era prácticamente unánime: todos creen que el recorte perjudicará el negocio y que puede hacer peligrar sus trabajos.

Incluso algunos lo consideraban algo negativo para el turismo. Era una opinión que compartían los trabajadores de los locales directamente afectados y los de aquellos a los que, de momento, no les han quitado ni mesas ni sillas.

Los más afectados, sin duda, son Los Cien Montaditos de la calle San Fernando donde ayer no quedaba ni una sola mesa de las muchas que se veían a diario llenas de turistas y estudiantes de la universidad. Ayer colocaron un cartel de «abierto» para avisar a los clientes de que el local no estaba cerrado sino que había que entrar. Una de las empleadas de ese establecimiento relataba la situación que, según calculaba ella les ha supuesto una bajada de facturación de aproximadamente el cuarenta por ciento en un solo día. Independientemente de la cifra, la joven, a la que los camareros de los locales vecinos no paraban de preguntar cómo iba la cosa en su primer día sin mesas en la puerta, era muy pesimista. Según decía, la bajada de ventas en un establecimiento que es muy frecuentado por los estudiantes se notó desde el primer día. «Ha caído en picado, ha sido brutal», relataba esta empleada insistiendo en que sin mesas muchos se han creído que están cerrados. Y temía por los puestos de trabajo de ella y sus compañeros. “Puede que tengan que recortar la plantilla”, decía.

En otro establecimiento muy cercano de la calle San Fernando, Beirut, especializado en comida libanesa, estaban realmente enfadados. Una de las encargadas aparecía excesivamente contrariada y hablaba casi a gritos. Su enfado se debía a que el día anterior había acudido una inspección y le habían retirado una mesa además de un anuncio que tenían junto a la puerta y que, según ellos, no entorpecía el paso ya que estaba pegado a la pared y dejaba hueco para caminar.

En riesgo decenas de puestos de trabajo

«¿Por qué este Ayuntamiento nos trata así y luego permite estas papeleras abiertas en una ciudad en la que en verano hace 45 grados?», se quejaba esta empleada. A su juicio, lo que están haciendo es ir «contra los que no tenemos enchufe». Además de esas quejas, otro de los empleados de ese mismo bar, que ayer estaba lleno de gente, se preguntaba dónde van a sentar a los clientes pero, sobre todo, cuestionaba el futuro laboral de muchos de los camareros que trabajan en estos locales específicamente atendiendo las terrazas y veladores. «Yo despido a dos empleados y sigo ganando lo mismo, pero entre todos los locales afectados pueden perderse decenas de puestos de trabajo», decía uno de ellos calculando que pueden perderse más de 180 puestos de trabajo «si cada uno despide dos o tres empleados».

Tampoco estaban muy contentos en el Starbucks, una cadena de cafeterías con varios locales por el centro. En la Avenida, por ejemplo, decían que las inspecciones les habían obligado a cambiar las mesas de sitio: Si antes estaban más pegados a la fachada, han tenido que retirar el mobiliario. Y eso tendrá una consecuencia clara: los clientes no podrán estar bajo la protección del toldo. «Cuando llueva nadie se va a sentar en nuestra terraza y con el sol nos pasará lo mismo», decía uno de los empleados. Igual que ocurría en otro de los establecimientos de la avenida de la Constitución afectado por las ordenanzas. En la puerta de El Papelón ayer solo había dos mesas porque el resto del mobiliario lo han eliminado. Les han quitado, según una de las trabajadoras, hasta una «crepera» (para freír los crepes) además de tres mesas altas y varias sillas. Una merma que, a su juicio, se ha notado. «La terraza es parte importante del negocio y si quitan el negocio, nuestro puesto de trabajo peligra», decía. La percepción de peligro la compartían los empleados de otros locales a los que no han quitado mesas. «Estamos a ver que pasa».

La comisión ejecutiva de la Gerencia de Urbanismo aprobó en dos sesiones celebradas ente el 28 de septiembre y el 5 de octubre, es decir en poco más de una semana, un total de 16 nuevas órdenes de suspensión del uso de veladores no autorizados o multas coercitivas por el incumplimiento de órdenes previas en la materia, con especial incidencia en Triana y el centro.

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