El duque de Alba saluda a Alfonso Díez en el santuario de los Gitanos
El duque de Alba saluda a Alfonso Díez en el santuario de los Gitanos - J. M. SERRANO

Alfonso Díez y el duque de Alba, juntos en la misa por la duquesa

Dos años después de su fallecimiento, el santuario de Los Gitanos ha acogido una misa para recordar a Cayetana de Alba, oficiada por Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, a la que también han asistido Cayetano Martínez de Irujo y Carmen Tello, entre otros

Sevilla Actualizado: Guardar
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Dos años después de su fallecimiento en la sevillana Casa de las Dueñas, la duquesa de Alba sigue siendo un referente. A pesar de la intensa lluvia de este domingo en la ciudad, el santuario de los Gitanos se ha llenado para recordar a Cayetana Fitz-James Stuart en una misa que ha oficiado Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp y a la que han asistido el viudo de la duquesa, Alfonso Díez, y el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, que iba acompañado por uno de sus hijos. El otro se ha ausentado porque sufrió un accidente hace unos días que le ha provocado la rotura de la tibia. También han estado presentes Cayetano Martínez de Irujo en representación de la familia -el resto de los hijos de la duquesa no ha acudido- y muchos de los amigos sevillanos de Cayetana: Carmen Tello, Antonio Burgos, las hermanas Cobos, la marquesa de Méritos, el conde de Peñaflor, María Luisa Guardiola o el hermano mayor de la hermandad, Pepe Moreno.

Sánchez-Dalp, que fue el confesor de la duquesa, ha ofrecido una emotiva homilía en la que ha reivindicado a Cayetana de Alba como «una sevilla ilustre» al nivel de los que descansan en el panteón de la Anunciación -principalmente Bécquer- «no sólo por ser doce veces Grande de España, hija predilecta de Andalucía..., sino porque fue una sevillana por los cuatro costados y una mujer muy creyente que es ilustre por ser caritativa». El sacerdote ha destacado que «Sevilla cuenta en sus anales para siempre con los fenicios, los romanos, San Fernando, San Isidoro, San Leandro y Cayetana de Alba», algo que no dicen los títulos, sino «los humildes, los que comieron caliente gracias a ella, los gitanos de la Cava a los que regaló esta iglesia que se derrumbaba». Sánchez-Dalp la ha llegado a definir como «la bella durmiente que reposa en Sevilla, donde dicen que hasta la Giralda la echa de menos». Por último, el sacerdote ha celebrado que «con su hijo Carlos está asegurada la sucesión y la sevillanía de la Casa de Alba».

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