Una invasión incontrolable

Son una amenaza para la biodiversidad autóctona. Las especies exóticas invasoras han conquistado diferentes partes del territorio gaditano convirtiéndose en una seria amenaza por su habilidad de reproducirse de forma rápida, de adaptarse a una velocidad de vértigo a los nuevos entornos y saber cómo competir por los recursos naturales.

Es por ello que la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio lleva años realizando un intenso control de las especies exóticas invasoras en la provincia de Cádiz. Desde la puesta en marcha en 2004 del Programa Andaluz para su control se han realizado en la provincia un número considerable de actuaciones y estrategias, que incluyen desde la recepción de avisos de particulares hasta el control de poblaciones invasoras en el campo.

Por ejemplo, se han erradicado focos incipientes de plantas invasoras como la lechuga de agua en Sanlúcar o el bejuco en Barbate y se mantienen bajo control plantas invasoras como la uña de león en dunas y acantilados costeros de Tarifa, Algeciras y Barbate, con más de 3.500 toneladas eliminadas.

También se han controlado otras plantas, muchas procedentes de escapes de jardines, como la esparraguera africana y la acacia en Chiclana o la lantana en Barbate. Entre las especies acuáticas, se ha controlado un foco incipiente del alga sargazo japonés en San Fernando.

Sobre la fauna invasora se han realizado, por ejemplo, actuaciones de control sobre carpas en la laguna de Medina, cangrejo rojo en Conil y de erradicación de la ardilla coreana en Grazalema.

A pesar de los esfuerzos realizados, todavía queda mucho por hacer en la provincia. La llegada a Cádiz de especies tan problemáticas como el mejillón cebra, la almeja asiática, el pez Pseudorasbora o el alga asesina Caulerpa racemosa, están poniendo en peligro otras especies naturales del ecosistema gaditano sobre todo porque para las anteriores especies no se conocen hasta la fecha métodos viables de erradicación en medios acuáticos de gran tamaño o abiertos como ríos o embalses, lo que pone de manifiesto la importancia de seguir invirtiendo esfuerzos en la prevención y en sensibilizar a la población del riesgo que representan las especies invasoras para el medio ambiente, la economía y la salud pública.

El elevado número de zonas invadidas obliga a iniciar la gestión con una etapa previa de selección y priorización de las actuaciones basándose en criterios objetivos tanto de coste como de ecobeneficio. Utilizando herramientas novedosas, se valoran aspectos como la viabilidad técnica, la probabilidad de éxito de la actuación, las especies nativas afectadas o el tipo de hábitat y se toma una decisión de dónde actuar.