Ana María López tras abrir la puerta de la casa y reencontrarse con varios vecinos
Ana María López tras abrir la puerta de la casa y reencontrarse con varios vecinos
san fernando

«La Justicia no solo me ha devuelto la casa, también me ha dado la vida»

Los vecinos del bloque 6 de Cornelio Balbo se levantaron para apoyar a Ana María López que ha conseguido recuperar las llaves de la vivienda

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«Yo cuando me fui no me despedí de la casa, lo hice de mi madre. Ella era la que quería que me quedara aquí. Por eso ahora lo vivo como un reencuentro. Son tantos los recuerdos que tengo en esta vivienda que por eso quiero vivir en ella. A su valor sentimental no se le puede poner precio».

Hace seis meses Ana María López también se encontraba en frente de la puerta del quinto A del bloque 6 de Cornelio Balbo, pero en aquella ocasión era para cerrarla tras llevarse todas sus cosas. Había sido desahuciada y no por una entidad bancaria, sino por su propia familia que había interpuesto un recurso para que dejara el inmueble. La Justicia entonces le quitó la razón para volvérsela a dar seis meses después tras recurrir a la Audiencia Nacional.

Ahora abría de nuevo la puerta. «La Justicia no solo me ha devuelto la casa, sino que me ha dado la vida de nuevo».

Su cara refleja el cambio de la desesperación a la alegría. Han sido muchos momentos complicados y Ana María López no entiende aún lo que pasó. Sus vecinos tampoco que desde un primer momento se levantaron para ofrecerle su apoyo incluso se mostraron dispuestos a pelear en el caso de que la Policía viniera a echarla. Ella prefirió entregar las llaves y esperar.

El tiempo le ha dado la razón y al fin se reencuentra con todas esas personas «a las que tanto les debo porque ellos me han dado todo. Son los que me han dicho que tirara para delante, que no desesperara, que luchara. También quiero darle las gracias a mi abogado José María Fuentes. En ningún momento pensé que fuera a volver. He querido tirar la toalla cientos de veces y ha sido mi marido, mis hijos, mis vecinos, los que me han empujado. Ahora mismo no quiero nada más».

La vivienda era de su madre y ella se mudó allí para cuidarla. La familia firmó un papel en el que le concedía el usufructo tal y como pedía la madre «porque ella quería que yo me quedara aquí a vivir. Yo no quiero venderla ni quiero alquilarla, solo quiero vivir en ella por todos los recuerdos que tengo, porque aquí está mi vida, imágenes de cuando me casé, de cuando nacieron mis niños. Cuando mi madre falleció en 1995 no hubo problemas, al contrario y yo me hice cargo de todo tanto hipoteca, contribución, facturas. No entiendo por qué ahora me quisieron echar. Menos aún que en un primer momento un juzgado me desahuciara teniendo que vivir en otro lugar».

Hace seis meses sus vecinos no dudaron en dar la cara por ella, en animarla y mostrar su ganas de pelear para que no se fuera. Ahora las lágrimas son de alegría, los abrazos de emoción y las palabras tienen un tono de alivio por volver a ver a Ana Mari en el rellano. «De verdad que quiero darle las gracias a todos porque ellos se han ofrecido a ayudarme en todo momento. Ahora me enfrento a la vida con otra cara y otro ánimo, porque yo soy feliz aquí y mis vecinos me han dado tanto estando a mi lado. El sufrimiento que hemos pasado no lo vamos a olvidar nunca y además he perdido a gran parte de mi familia, pero he encontrado a otra que a pesar de no compartir mi sangre me han demostrado ser lo más grande».

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