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El arte de desenterrar la historia

El equipo de arqueólogos de Ánfora trabaja para arrojar luz sobre los restos de Janer

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Han identificado tumbas de hombres, mujeres y niños aunque sigue sin poderse establecer una época concreta y vincular su relación a los hornos.

Cambia la sombrilla de posición porque el Sol aprieta. Nuevamente coge su pincel y como buenamente puede se agacha y esquiva una tubería para acceder a los huesos de una de las tumbas halladas en Janer.

En esta ocasión ha habido suerte ya que la cañería pasa por encima, pero no toca los restos. En otras la fortuna ha sido más esquiva y simplemente se han arrasado o tan solo se ha podido recuperar parte de lo hallado.

Mientras tanto otro compañero cava una zanja intentando encauzar el agua que tapa parte del terreno, tras las lluvias de hace una semana, para poder achicarla y continuar los trabajos.

Un pequeño cubo a un lado contiene fragmentos de huesos que muestran que la dificultad de la labor va más allá de luchar contra los elementos. En una mesa el esqueleto de un cuerpo, mientras que dos personas se esmeran en limpiar sus partes antes de llevárselo para su catalogación e identificación.

Mucho trabajo por hacer por delante, aunque la vocación de este equipo hace que las tareas sean más livianas. Ellos son los encargados de desvelar los secretos que guarda Janer.

Una serie de expertos de la empresa Ánfora que están coordinados por Alejandra Echevarría, directora de la actividad arqueológica preventiva que se está desarrollando en la zona, tras encontrarse más de una treintena de tumbas y varios hornos.

Aún no se han encontrado elementos que identifiquen los restos con una época concreta, más allá de que se estiman que concuerdan con lo que se expresa en la carta arqueológica de San Fernando, es decir que son púnicos o romanos. Aún es una fase temprana para ello y es posible que se requieran otros tipos de análisis para concretarlos.

En la parcela de excavación hay dos zonas bien identificadas y separadas, una que pertenece a los enterramientos y otra que es en la que se encuentra los hornos para la producción de cerámica.

Tampoco se tiene claro aún la relación que existe entre ellos. Ya se ha superado el número de 30 tumbas (encontrados tanto hombres como mujeres, niños y hasta neonatos) si bien se estima que eran muchas más, que se consideran que se han perdido por la acción del hombre.

Es algo que se puede comprobar en el propio terreno al ver como por ejemplo las canalizaciones realizadas en el entorno se han llevado partes o tumbas enteras. Además de los relatos con los que cuentan los propios expertos de como se habían encontrado restos en otros lugares en los que ahora no hay ni rastro.

En otros casos la lucha es contra los elementos, de esta manera hay una de las tumbas de un menos que se encuentra a nivel freático y el agua tapa sus piernas, mientras que el resto se encuentra tapado para evitar los daños del Sol.

De los hornos encontrados destaca el tamaño de uno de ellos así como que son similares a los que se han hallado en otras zonas de la ciudad y se pueden ver en la propia rotonda de Hornos Púnicos. Extraña su ubicación ya que se estima que en aquella época el nivel del mar llegaba a las inmediaciones de la propia actuación arqueológica, por lo que resulta raro que los hornos estuvieran tan cerca de la costa. Otro de los puntos que se deben desentrañar.

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