El ejercicio físico también ayuda a los pacientes en la lucha contra el cáncer
El ejercicio físico también ayuda a los pacientes en la lucha contra el cáncer - WIKIPEDIA
EJERCICIO FÍSICO

El ejercicio intenso ayuda a frenar el crecimiento del tumor y reduce su volumen

El ejercicio de cierta intensidad potencia la secreción de adrenalina, hormona que facilita que las células del sistema inmune encuentren y reduzcan el tumor

MADRID Actualizado: Guardar
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La práctica regular de ejercicio físico resulta, sin ninguna duda, beneficiosa. Un ejercicio, además, que no solo resulta útil a la hora de prevenir diferentes patologías, caso de las cardiovasculares, sino que también puede ayudar, y mucho, a tratar las patologías que ya presentan los pacientes. Es el caso, por ejemplo, de distintos tipos de tumor. Y es que según muestra un estudio llevado a cabo con modelos animales –ratones– por investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), el ejercicio físico ayuda a frenar el crecimiento del tumor e, incluso, reduce su volumen.

Como explica Pernille Hojman, directora de esta investigación publicada en la revista « Cell Metabolism», «una de las principales preguntas que siempre nos hacen los pacientes de cáncer a los especialistas que trabajamos en el campo del ejercicio y la Oncología es: ‘¿Cuánto ejercicio físico puedo realizar?’ Y la verdad es que siempre ha sido difícil determinar la intensidad del ejercicio que pueden llevar a cabo los pacientes.

Sin embargo, nuestros resultados sugieren que podría ser beneficioso que realizaran un ejercicio de una cierta intensidad para así provocar una buena secreción de adrenalina y potenciar la llegada de ‘células asesinas’ del sistema inmune al tumor».

Pulmonar, hepático y de piel

Numerosos estudios han demostrado que las ‘células asesinas’ o células NK –del inglés ‘natural killer’– son un tipo de linfocito del sistema inmune con capacidad de controlar y regular el tamaño de los tumores. Sin embargo, como indica Pernille Hojman, «a día de hoy no se había realizado ningún estudio para analizar el papel del ejercicio físico en la regulación de las células NK y, por tanto, de su actividad sobre la masa tumoral».

Por ello, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– con cáncer para observar el efecto sobre el tumor de la actividad física de alta intensidad o, más concretamente, de la adrenalina que se secreta al realizar un ejercicio intenso.

Podría ser beneficioso que los pacientes realizaran ejercicio para así provocar una buena secreción de adrenalina y potenciar la llegada de células NK al tumor
Pernille Hojman

Como informa Pernille Hojman, «en nuestro estudio inyectamos adrenalina a los ratones para simular el incremento que se produce durante el ejercicio. Y lo que observamos es que el aumento de adrenalina conllevó una movilización de células NK al torrente sanguíneo, así como que estas ‘células asesinas’ fueron capaces de encontrar el tumor e introducirse en el mismo».

Es más; los investigadores observaron que, frente a aquellos dedicados a actividades más ‘sedentarias’, los ratones que pasaban gran parte de su tiempo corriendo en las ruedas instaladas en sus jaulas experimentaron una reducción del 50% del volumen de sus tumores pulmonares, hepáticos o de piel.

Adrenalina ‘animal’

Posteriormente, los autores utilizaron ratones genéticamente modificados para producir una baja cantidad de células NK y observaron que el ejercicio también provocaba un aumento de la concentración de este tipo de linfocitos en el tumor y, por tanto, una reducción del tamaño y peso tumoral. De hecho, y a pesar de tener una baja cantidad de ‘células asesinas’, los ratones que dedicaban su tiempo a dar vueltas y más vueltas en las ruedas de sus jaulas mostraban una tasa de crecimiento tumoral normal. Sin embargo, el bloqueo de los receptores de adrenalina conllevó que el beneficio del ejercicio fuera significativamente menor.

Y más concretamente, ¿cómo se explica este beneficio asociado al ejercicio? Pues porque la práctica de ejercicio conlleva la secreción tanto de adrenalina como de interleucina-6 (IL-6) por los músculos. Y según demuestra este nuevo estudio, la adrenalina aumenta la sensibilidad de las células NK a la IL-6, glucoproteína que a su vez guía a las propias ‘células asesinas’ hasta los tumores.

Como concluye Pernille Hojman, «en nuestro estudio observamos que la IL-6 inducida por el ejercicio físico juega un papel tanto a la hora de dirigir a las células NK hasta el tumor como en la activación de estas células NK».

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