Metástasis ganglionar en un paciente con cáncer colorrectal
Metástasis ganglionar en un paciente con cáncer colorrectal - WIKIMEDIA
CÁNCER

Los tumores no necesitan invadir los ganglios como ‘puente’ para llegar a otros órganos

Un estudio demuestra por primera vez que la mayoría de las metástasis distantes en el cáncer colorrectal derivan del tumor primario y no de las metástasis ganglionares

MADRID Actualizado: Guardar
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Las enfermedades oncológicas constituyen, tras las cardiovasculares, la segunda causa de deceso entre la población de nuestro país. Una elevada mortalidad que se explica no tanto por la aparición de un tumor, sino por su capacidad para migrar e invadir otros órganos –la consabida ‘metástasis’–. De hecho, las metástasis son responsables de hasta un 90% de los fallecimientos por cáncer. Tal es así que la prevención de estas migraciones tumorales a otros órganos se presenta como uno de los principales retos de la medicina actual. Y para ello, deben evitarse en primer lugar las metástasis en los ganglios linfáticos, utilizadas por los tumores como ‘cabeza de puente’ para llegar a otros órganos. Pero, ¿esto es siempre así? Pues no. Y es que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachusetts en Boston (EE.UU.), la mayoría de metástasis en el cáncer colorrectal se originan en el tumor primario. Es decir, no requieren que el cáncer haya ‘pasado’ en primer lugar por los ganglios.

Como explica Kamila Naxerova, directora de esta investigación publicada en la revista « Science», «nuestros resultados ofrecen la primera evidencia en humanos de que el viejo modelo tradicional que dice que ‘las metástasis en los ganglios linfáticos son precursoras de las metástasis distantes’ no se aplica a la mayoría de cánceres colorrectales. Estos hallazgos llenan un importante hueco en nuestro conocimiento de la evolución de la enfermedad mestastásica y, cuando menos potencialmente, puede conllevar mejoras en el abordaje de las metástasis en los ganglios linfáticos».

Sin parada en los ganglios

A día de hoy, el tratamiento de la mayoría de tumores sólidos se basa en un esquema de tres letras que ‘describe’ el estadio de la enfermedad: ‘TNM’, en el que la ‘T’ es el tumor primario, la ‘N’ hace referencia al número de metástasis en los ganglios linfáticos –o ‘nodes’ en lengua inglesa–, y ‘M’ es la cifra de las metástasis distantes –en otros órganos distintos del tumor original o ‘primario’–. Un esquema progresivo de la evolución de la enfermedad, pues sin ‘T’ no hay ‘N’ y –en teoría– sin ‘N’ no hay ‘M’. Y es que se sabe que las personas con metástasis en los ganglios tienen una mayor probabilidad de desarrollar metástasis en órganos distantes, lo que implica una relación entre ambos tipos de metástasis –ganglionares y distantes–. Sin embargo, distintos ensayos clínicos recientes han mostrado que la eliminación de las metástasis en los ganglios no siempre se asocia a una mejora de la supervivencia del paciente. Pero, ¿no se supone que la extirpación de las metástasis ganglionares evita la diseminación del tumor por el resto del organismo? O lo que es lo mismo, ¿las metástasis ganglionares no son ‘necesariamente’ la fuente de las metástasis distantes?

Creemos que las metástasis en los ganglios linfáticos tan solo indican la presencia de un tumor primario agresivo
Kamila Naxerova

Para responder a esta pregunta, los autores analizaron más de 200 muestras de tejidos de los tumores primarios, metástasis ganglionares y metástasis distantes de 17 pacientes con cáncer colorrectal. Y lo que hicieron fue analizar la presencia de unos segmentos repetidos –segmentos de poliguanina o ‘Poli-G’, muy susceptibles a sufrir mutaciones– en el genoma de las células tumorales para, así, identificar el ‘origen’ de las células metastásicas.

Los resultados mostraron que tanto las metástasis ganglionares como las metástasis distantes habían derivado de las mismas células cancerígenas en el tumor primario en un 35% de los pacientes. Un hallazgo en consonancia con la teoría de que el tumor primario se expande en primer lugar a los ganglios linfáticos y, desde ahí, al resto de órganos.

Pero, ¿qué sucedió en el 65% de pacientes restantes? Pues que las células cancerígenas halladas en las metástasis ganglionares y en las metástasis distantes eran diferentes y coincidían con células cancerígenas diferentes en el tumor primario. Es decir, las metástasis ganglionares y distantes tenían orígenes distintos y eran completamente independientes.

Como indica Rakesh K. Jain, co-autor de la investigación, «por lo general, se considera que los ganglios linfáticos contribuyen a las metástasis distantes. Sin embargo, múltiples estudios retrospectivos y prospectivos han mostrado que la eliminación completa de los ganglios linfáticos no suponen una ventaja en la supervivencia en un amplio número de enfermedades oncológicas. Nuestro trabajo ofrece la primera evidencia genética directa hacia la resolución de este enigma».

¿El origen condiciona el pronóstico?

En definitiva, parece que en su marcha para invadir el organismo, el cáncer no tiene que establecer ‘campamentos base’ en los ganglios linfáticos para llegar al resto de los órganos. O así sucede, cuando menos, en la mayoría de los casos en el cáncer colorrectal.

Como concluye Kamila Naxerova, «ahora sospechamos que, en lugar de ser directamente responsables de las metástasis en órganos distantes, las metástasis en los ganglios linfáticos tan solo indican la presencia de un tumor primario agresivo. El siguiente paso será investigar si los pacientes cuyas metástasis ganglionares y distantes tienen un origen común presentan un pronóstico distinto de aquellos cuyas metástasis tienen orígenes diferentes. Y si hay realmente una diferencia, nuestra prueba del ‘Poli-G’ puede resultar un test pronóstico muy útil en el futuro».

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