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CÁNCER DE MAMA

La radioterapia en el cáncer de mama se ha reducido de seis a tres semanas en solo un año

Los esquemas hipofraccionados pueden administrarse en solo tres semanas sin menoscabo de la eficacia y para mayor comodidad de las pacientes

MADRID Actualizado: Guardar
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Cada año se diagnostican en nuestro país más de 25.000 nuevos de cáncer de mama, el tipo de tumor más común entre las mujeres. No en vano, representa en torno al 29% de todos los diagnósticos oncológicos en la población femenina. Un tipo de cáncer cuya tasa de supervivencia a los cinco años, de tan solo un 70% en la década de los años ochenta, supera hoy en día el 90%. Y es que los avances logrados en la investigación han posibilitado que los actuales tratamientos resulten mucho más eficaces frente al tumor. Y asimismo, mucho más seguros. Es el caso, como destaca la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), del empleo de la radioterapia, cuyo periodo de administración se ha podido reducir en el último año desde las seis a las tres semanas sin menoscabo de su eficacia y para mayor comodidad de las pacientes.

Como explica Manel Algara, jefe de Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital de la Esperanza del Parc de Salud Mar de Barcelona y portavoz de la SEOR, «el tratamiento se ha reducido en este corto periodo de seis a tres semanas, es decir, a la mitad, aumentando así de forma importante la comodidad de las pacientes y disminuyendo la carga asistencial de las unidades de radioterapia. Además, los resultados pueden ser hasta mejores».

¿En una única semana?

Sin embargo, es posible que, como apunta la SEOR, la reducción del tiempo de radioterapia no acabe ahí y pueda disminuirse en un futuro próximo a una única semana. O así parecen sugerirlo, cuando menos, las últimas evidencias alcanzadas en los estudios llevados a cabo con esquemas hipofraccionados, esto es, en los que las dosis de irradiación son más elevadas –así como más precisas, minimizando la toxicidad en los órganos y tejidos circundantes– y se concentran en unas pocas sesiones.

Es más; la SEOR también resalta el papel que juega la radioterapia a la hora de evitar que las mujeres tengan que someterse a una mastectomía. Y es que como refiere la Sociedad en su comunicado, «si bien es cierto que actualmente ya se están evitando un 70-80% de las mastectomías, en todos estos casos es siempre necesaria la administración de radioterapia posterior. Con este tratamiento conservador incluso se consiguen cifras de supervivencia superiores a las obtenidas en pacientes que se tratan con mastectomía».

La inmuno radioterapia se presenta como una oportunidad en los casos en los que el tratamiento estándar no obtiene buenos resultados
Manel Algara

Y en este contexto, como indica la SEOR, «también es necesario seguir investigando para averiguar en qué pacientes con un tumor pequeño, pero con afectación de los ganglios, puede evitarse el tratamiento ganglionar local, sea con cirugía o con radioterapia. Y es que hoy por hoy sigue siendo necesaria la linfadenectomía o la irradiación de los ganglios axilares».

Test genéticos

Por su parte, y por lo que respecta a la utilidad de los test genéticos en el cáncer de mama, los resultados del estudio MINDACT, recientemente publicados, han confirmado la gran utilidad que presentan estas pruebas con objeto de evitar la administración de tratamientos farmacológicos –o ‘quimioterápicos’– en aquellos casos en los que no resulten eficaces.

Como apunta Manel Algara, «los resultados de algunos de los últimos estudios, como es el caso del MINDACT, apuntan que la quimioterapia, y sus efectos secundarios, podrían evitarse hasta casi en la mitad de pacientes que fueron evaluadas por uno de estos test genéticos».

A este respecto, debe tenerse en cuenta que no existe ninguna duda sobre los beneficios asociados con la quimioterapia o el tratamiento antiestrogénico en el cáncer de mama. De hecho, los test genéticos resultan útiles a la hora de ayudar a predecir el pronóstico del tumor solo en aquellos casos en los que se generan dudas sobre el beneficio que puede aportar un tratamiento farmacológico.

Y en estos casos, ¿cuál podría ser la alternativa terapéutica? Pues como refiere Manel Algara, «la inmuno radioterapia se presenta como una oportunidad para aquellos casos en los que el tratamiento estándar no obtiene buenos resultados. No en vano, permite optimizar y potenciar ambos tratamientos a través de su combinación espacio-temporal. Sin embargo, hay que destacar que, por suerte, la supervivencia de las pacientes con cáncer de mama con los tratamientos actuales ya es muy alta».

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