Célula de cáncer de mama
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CÁNCER

Desarrollan unas nanopartículas ‘pegajosas’ muy útiles para combatir el cáncer

Las nanopartículas se unen específicamente a las proteínas tumorales circulantes y ayudan a las células inmunes a detectar las células cancerígenas repartidas por todo el organismo

MADRID Actualizado: Guardar
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Numerosos estudios han demostrado que las células cancerígenas destruidas con la radioterapia liberan al torrente circulatorio sus proteínas tumorales –o lo que es lo mismo, proteínas con mutaciones– y que estas proteínas son utilizadas por el sistema inmune para reconocer y, en consecuencia, atacar, a las demás células cancerígenas que se encuentran diseminadas por todo el organismo. El problema es que, en muchas ocasiones, el sistema inmune no es demasiado eficaz a la hora de detectar estas proteínas mutadas, por lo que no le vendría nada mal un poco de ayuda. Y ahora, investigadores del Centro Oncológico Integral Lineberger de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (EE.UU.) parecen haber encontrado la manera de procurársela.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista « Nature Nanotechnology», describe una nueva clase de nanopartículas que, denominadas ‘nanopartículas captadoras de antígenos’ y altamente ‘pegajosas’, se unen específicamente a las proteínas cancerígenas circulantes para mostrarle al sistema inmune quién es el enemigo.

Unas nanopartículas que en opinión de los autores podrían trabajar de forma sinérgica con los fármacos inmunoterápicos para potenciar la respuesta inmunitaria frente al cáncer.

Como explica Andrew Z. Wang, director de la investigación, «nuestra hipótesis es que si usamos una nanopartícula capaz de agarrarse a las proteínas tumorales, muy probablemente podamos inducir una respuesta inmune mucho más robusta frente al cáncer. Creemos que esto sucede porque las nanopartículas son muy atractivas para el sistema inmune. A las células inmunitarias no les gusta nada que tenga un tamaño ‘nano’. Se creen que son virus, y en consecuencia actúan frente a ellos».

El curioso ‘efecto abscopal’

La radioterapia, esto es, la administración de dosis controladas de radiación ionizante sobre el organismo, es comúnmente utilizada para el tratamiento de diversos tipos de cáncer. Una radioterapia que, una vez administrada sobre el tumor, provoca un fenómeno tan curioso como extraño conocido entre los médicos como ‘efecto abscopal’: la reducción del volumen de un segundo tumor –o ‘metástasis’– distinto del tumor primario donde se ha llevado a cabo la irradiación. De hecho, la palabra ‘abscopal’ es la fusión de los términos latinos ‘ab’ –fuera de– y ‘scopus’ –diana–. Es decir, es un efecto ‘fuera de diana’.

La razón para este efecto abscopal se explica, según creen los investigadores, a que la radioterapia actúa como un reclamo para las células del sistema inmune, que se concentran en torno al tumor tras la irradiación. Así, y dado que las células cancerígenas son destruidas por la radioterapia, las células inmunes utilizan las proteínas mutadas liberadas por el tumor para reconocer y combatir al resto de células cancerígenas que se encuentran repartidas por todo el cuerpo. Un efecto, además, que puede ser potenciado con los fármacos inmunoterápicos que inhiben los ‘punto de control’ –o ‘checkpoint’– inmunológicos, que no son sino unas proteínas encargadas de suprimir la actividad de los linfocitos T y, en consecuencia, de ‘apagar’ o bloquear la respuesta inmune.

Nuestra tecnología tiene el potencial para incrementar la supervivencia en múltiples tipos de cáncer
Andrew Wang

Como explica Jonathan Serody, co-autor de la investigación, «la teoría es que, en un cáncer, los tumores acumulan un gran número de mutaciones en sus genomas, que estos genes mutados pueden producir proteínas mutadas, y que cualquiera de estas proteínas puede ser troceada y mostrada al sistema inmune como un cuerpo extraño. El cuerpo no está diseñado para responder a las proteínas propias, y no hay un sistema que controle la respuesta del organismo a las nuevas proteínas, por lo que hay una amplia gama de células inmunes que pueden desencadenar una respuesta frente a las mismas».

En este contexto, los autores han diseñado unas nuevas nanopartículas capaces de capturar las proteínas mutadas liberadas por las células cancerígenas. Así, y una vez son atrapadas por las células inmunes, las proteínas tumorales en la superficie de las nanopartículas ayudarán al sistema inmune a reconocer todas las células cancerígenas que se encuentren en el organismo. Pero, esta tecnología novedosa, ¿realmente funciona?

Para responder a esta pregunta, los autores utilizaron modelos animales –ratones– a los que provocaron un melanoma. Y de acuerdo con los resultados, el 20% de los ratones que recibieron las nuevas nanopartículas experimentaron la total eliminación de sus tumores –lo que no sucedió en ningún animal en los que no se administró el tratamiento.

Como destaca Andrew Wang, «en nuestro trabajo hemos visto que las nanopartículas son capturadas por las células inmunes y transportadas a los ganglios linfáticos. Y asimismo, que las nanopartículas aumentan el número de linfocitos T asesinos y el nivel de la respuesta inmune frente al cáncer».

Inmunoterapia más eficaz

En definitiva, y si bien debe mejorarse la tasa de respuesta al tratamiento, parece que las nuevas nanopartículas pueden suponer un avance muy importante en la lucha contra el cáncer.

Como refiere Andrew Wang, «si podemos trasladar nuestros hallazgos a la práctica clínica, entonces cambiaremos la inmunoterapia frente al cáncer. Nuestra tecnología tiene el potencial para mejorar la eficiencia de los inhibidores de los puntos de control inmunológicos, lo que podría incrementar la supervivencia en múltiples tipos de cáncer».

El próximo paso será diseñar una nueva generación de nanopartículas aún más ‘pegajosas’, es decir, con una capacidad aún mayor para adherirse a las proteínas tumorales. Y en último término, como concluyen los autores, «necesitaremos desarrollar un agente farmacológico basado en esta tecnología y emplearlo en la práctica clínica».

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