CÁNCER DE MAMA

La acupuntura es útil en el alivio del dolor articular en el cáncer de mama más común

La acupuntura parece ser eficaz a la hora de reducir el dolor asociado al tratamiento con inhibidores de la aromatasa en el cáncer de mama con receptores de hormonas positivos

Sesión de acupuntura ARCHIVO

A. OTERO

Cada año se diagnostican en nuestro país cerca de 28.000 nuevos casos de cáncer de mama, la enfermedad oncológica más común y letal entre las mujeres españolas y de todo el mundo. Un tipo de cáncer en el que cabe destacar, dada su gran incidencia, los tumores con receptores de hormonas positivos –suponen más del 65% de todos los casos de la enfermedad–. La buena noticia es que las pacientes ya tienen a su disposición fármacos muy eficaces, caso de los inhibidores de la aromatasa. El problema es que el tratamiento con estos inhibidores, que a veces se prolonga más allá de los 10 años, no está exento de efectos secundarios, caso sobre todo de la rigidez y del dolor articular que padecen hasta un 50% de las afectadas. Además, el dolor puede llegar a ser tan intenso que muchas de las pacientes optan por abandonarlo. Entonces, y dado que la terapia resulta totalmente necesaria, ¿qué se puede hacer? Pues hallar la manera de contrarrestar estos efectos tan adversos. De ahí la importancia de un estudio llevado a cabo por investigadores del SWOG , en el que se muestra que la acupuntura resulta muy eficaz a la hora de procurar el alivio de esta rigidez y dolor articular.

Como explica Dawn Hershman, directora de esta investigación presentada en el marco del Simposio sobre Cáncer de Mama que se celebra cada año en San Antonio (EE.UU.), «algunas de mis pacientes tienen dificultades para levantarse de la silla. Y en consecuencia, dado que no hay ninguna terapia eficaz para su dolor y rigidez, muchas de estas mujeres deciden interrumpir su tratamiento contra el cáncer. Esta es, muy probablemente, la razón más común aludida por las propias pacientes para dejar su medicación con inhibidores de la aromatasa . Por tanto, necesitamos una solución. Y una que no incluya opioides u otros fármacos que puedan ser adictivos a asociarse a efectos secundarios graves. Queremos que las pacientes continúen con su tratamiento frente al cáncer y tengan una buena calidad de vida».

No más fármacos

Hace ya tiempo que el tratamiento del dolor está considerado como una de las prioridades de la investigación en el cáncer. Un dolor, por ejemplo, asociado a los inhibidores de la aromatasa. Y exactamente, ¿qué es lo que hacen estos fármacos? Pues bloquear específicamente una enzima, la ‘aromatasa’, que se encuentra implicada en la síntesis de estrógenos –esto es, las hormonas femeninas que estimulan el crecimiento de los tumores con receptores de hormonas positivos–. Pero aún hay más. Estos fármacos también provocan el denominado ‘síndrome musculoesquelético asociado a los inhibidores de la aromatasa’ (AIMSS) , caracterizado por dolor y rigidez en las rodillas, cadera, muñecas y manos y que dificulta que las pacientes puedan subir escaleras, caminar o, incluso, sentarse.

Pero, y con excepción de los opioides, ¿no hay ningún fármaco capaz de aliviar este dolor? Pues quizás sí. De hecho, un equipo de investigadores del SWOG –la red internacional para el diseño y desarrollo de ensayos clínicos en el cáncer fundada por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI)– ya presentó en la Conferencia sobre Cáncer de Mama de San Antonio del pasado año un estudio que mostraba que el fármaco ‘duloxetina’, comúnmente empleado para tratar la depresión y la ansiedad, es eficaz para tratar este AIMSS.

Muchas mujeres no quieren tomar píldoras para aliviar los síntomas causados por otras píldoras

Entonces, ¿dónde está el problema? Pues en que, como indica Dawn Hershman, « muchas mujeres no quieren tomar píldoras para aliviar los síntomas causados por otras píldoras ». En consecuencia, debe encontrarse una solución que no contemple más fármacos.

En el estudio, los autores contaron con la participación de 226 pacientes con cáncer de mama que, de acuerdo con un criterio totalmente aleatorio, fueron seleccionadas para recibir acupuntura, acupuntura ‘simulada’ –en la que las agujas se insertan solo de forma superficial y en zonas del cuerpo en las que no producen ningún efecto terapéutico– o ‘nada’ –ningún tratamiento ni acupuntura, real o simulada.

Los autores evaluaron el nivel de ‘dolor más agudo’ percibido por las pacientes antes, durante y finalizado el tratamiento. Concretamente, las participantes se sometieron a dos sesiones semanales de acupuntura durante mes y medio, transcurrido el cual recibieron una sesión semanal de mantenimiento durante otras seis semanas.

‘Real’, que no simulada

Y el uso de acupuntura, ¿resultó eficaz para paliar el AIMSS? Pues sí. De hecho, y comparado frente a las que recibieron acupuntura simulada y, sobre todo, a las que no recibieron ningún tratamiento, las pacientes sometidas a la acupuntura ‘real’ experimentaron un alivio muy significativo de su dolor. Un alivio, además, que se mantuvo durante 24 semanas .

Como concluye Katherine Crew, co-autora de la investigación, « nuestro trabajo muestra de forma clara que la acupuntura es beneficiosa para las pacientes. Así, esperamos que nuestros resultados tengan alguna influencia sobre la práctica clínica ».

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