Milan Schipper, un joven que quería ir a Australia y acabó en Canadá
Milan Schipper, un joven que quería ir a Australia y acabó en Canadá

El mochilero que quería ir a Australia y terminó en Canadá

Cometió un error que le condujo a 17.000 kilómetros del destino deseado

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Nadie puede presumir de no haberse perdido nunca. No importa que llevemos siempre un GPS en el bolsillo, en nuestro teléfono móvil. Un simple despiste en un momento puntual puede hacer que acabemos lejos del sitio al que pretendíamos llegar. Esto ocurre principalmente cuando viajamos en coche, tren o autobús; pero... ¿puede suceder también si utilizamos el avión como medio de transporte? Un joven mochilero ha comprobado que sí: soñaba con Australia y se encontró por sorpresa en Canadá.

Este desafortunado viajero, que se desvió nada menos que 17.000 kilómetros del destino que se había propuesto, responde al nombre de Milan Schipper. El blog Mashable nos cuenta su estrambótica experiencia, que le ha convertido en una especie de celebridad en las redes sociales.

Todo comenzó cuando Milan dio con una oferta de lo más seductora: 900 euros por un vuelo a Sidney desde su Holanda natal. Siempre había querido visitar Australia, así que hizo la reserva e inició los preparativos para la aventura.

El joven no advirtió nada extraño al pasar los preceptivos controles en el aeropuerto de Amsterdam. Tampoco en la cola de embarque. Localizó su asiento y el avión despegó con total normalidad. Fue entonces, ya en el aire, cuando entendió que algo fallaba. Atendiendo al plan de vuelo mostrado en las pantallas informativas, Australia no era el destino final del viaje. Se dirigían hacia la otra punta del mundo: Canadá. Milan no se lo podía creer, ¿cómo había podido cometer semejante error?

En realidad, la explicación es muy sencilla. Es algo que sólo puede pasar si alguien no pone la más mínima atención a la hora de comprar un billete de avión. Milan Schipper no se dio cuenta de que había adquirido un vuelo de Amsterdam a Sydney, Nueva Escocia, Canadá; y no a Sidney, Australia. De hecho, podría haber terminado en alguna de las otras «Sydney» que hay alrededor del planeta, por ejemplo en Dakota del Norte (Estados Unidos).

Milan no tuvo más remedio que volver a casa desilusionado y sin poder tachar Australia de su lista de sueños. «Mi padre me recogió en el aeropuerto y me dijo que lo sentía, pero también que creía que era algo que sólo podía pasarme a mí», confiesa. A pesar de todo, no tira la toalla y espera pisar tierra oceánica pronto. Ha iniciado una campaña de crowdfunding con la que espera reunir el dinero necesario para hacer un segundo intento de realizar el viaje. Esta vez, eso sí, se asegurará de elegir la «Sidney» correcta.

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