El puente apenas se puede distinguir debido a la vegetación salvaje
El puente apenas se puede distinguir debido a la vegetación salvaje - A.F.
UTRERA

Un puente romano del siglo I entre jaramagos

No tuvo suerte con sus restauraciones y lleva abandonado a su suerte desde hace décadas

UTRERA Actualizado: Guardar
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Además de monumentales iglesias cuyas torres buscan el cielo, casas solariegas construidas con los mejores materiales de la época y calles con mucho encanto, el término municipal de Utrera alberga también algunos otros tesoros desconocidos que pasan desapercibidos o se encuentran en un lamentable estado de conservación.

Incluso muchos utreranos pasan con su coche sobre este enclave sin saber que están circulando por un puente romano, una formidable construcción que se levantó en la época del alto imperio, por orden del emperador Augusto, en el siglo I a.C. Han pasado los siglos, el entorno ha cambiado notablemente, los trazados de las nuevas carreteras circundan el lugar, pero el puente sigue en pie contra viento y marea, a pesar de que desde hace muchas décadas nadie se preocupa por él.

En la actualidad es casi imposible distinguir la construcción, que se ubica muy cerca de otro lugar desangelado que podría ser un atractivo más de la oferta turística de Utrera como es el antiguo castillo de Diego Corrientes, sobre todo porque la vegetación crece de manera descontrolada en todo el entorno, tapando los ojos del puente y ocupando el lugar en el que en su día discurría el arroyo Salado, que se salvaba con la construcción del puente.

Tampoco ayuda a mejorar su estado de conservación diferentes restauraciones a las que ha sido sometido y el trazado de una carretera asfaltada sobre el mismo, por la que circulan cada día cientos de vehículos.

La zona en la que se encuentra este puente romano se trata de un área estratégica, un verdadero nudo de comunicaciones desde hace siglos. No en vano se ubica en la que fuera en su día una calzada romana, denominada vía Heraclea, bautizada Vía Augusta en los primeros momentos altoimperiales, en definitiva un lugar clave para el transporte de personas y mercancías que conectaba Córdoba, Sevilla y Cádiz.

No sólo se trata de un lugar importante en la época romana, ya que en siglos posteriores el puente siguió siendo un espacio con mucha vida, en torno a él creció incluso un pequeño núcleo poblacional, contando con dos torres de defensa, donde se cobraban impuestos a los viajeros.

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