El Club del Vespino ha realizado una primera ruta por Carmona
El Club del Vespino ha realizado una primera ruta por Carmona
CARMONA

Vespinos cuarentones de ruta por Carmona

El recién nacido club de amigos de este clásico de los ciclomotores destaca la dureza de esta máquina que hace que algunas superen en perfecto estado los 40 años

CARMONA Actualizado: Guardar
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Es el hermano pequeño de las motos y no suele ser objeto del apasionamiento que despiertan sus hermanos mayores. Pero la nostalgia le ha enriquecido con la pátina de los «tiempos mejores» y ahora se convierte también el objeto de estimación para los moteros.

Es el vespino, casi la mínima expresión de las motos, pero que para varias generaciones es sinónimo de libertad y conductor a los lugares secretos del paraíso de la juventud. En Carmona han decidido ponerlo en su lugar y le han creado una asociación.

El Club del Vespino de Carmona, que nació hace poco y que ya ha realizado su primera ruta por la ciudad. Viejos vespinos, en perfecto estado de revista, muchos restaurados, otros que llevan en servicio durante décadas haciendo sonar sus motores por la calle y transportando a sus dueños hacia su juventud.

La iniciativa es novedosa, puesto que sólo tienen constancia de algún club similar en Valencia, Barcelona y en el norte. Ninguno en el sur de España por lo que esperan que puedan sumarse nuevos socios a su club. En esta primera concentración participaron 14 vespinos, más algunas personas con otras motos que se incorporaron.

Personas de todas las edades, desde treintañeros hasta personas de 60 años. Su intención es seguir realizando concentraciones, al menos una al mes. El creador del club Esteban Ventura, que inició esta aventura junto a Jorge Palacios, cree que se incorporarán más personas. La dureza del Vespino es proverbial, y eso hace que aunque dejó de fabricarse hace más de diez años, aún quedan muchos funcionando.

Concentraciones

De hecho en la concentración había algunos con 40 años y el más nuevo tenía dos décadas. En muchos casos, sus propietarios han realizado una labor previa de restauración y reparación. Aunque saben que hay motos superiores, a quien le apasiona el vespino, no lo cambia por otra.

El propio Esteban Ventura así lo hizo, dando nueva vida a una moto con mucha historia. Sirvió para él y para sus dos hermanos y acumuló kilómetros en las calles de Carmona y viajes a los pueblos vecinos. Acabó en el campo abandonado durante mucho tiempo, hasta que hace dos años, Esteban al que le apasiona reparar vehículos antiguos, lo sacó del olvido. Pensó en recuperarlo y su padre le puso una condición, que pensaría imposible de cumplir:«Le echamos gasolina y si arranca, lo arreglamos». Así lo hicieron y sorprendemente el motor volvió a sonar. Ahora utiliza su vespino a diario para desplazarse por Carmona.

En la ruta había también casos extremos como alguno de ellos que lleva casi cuatro décadas funcionando sin parar. Esteban Ventura cuenta que una de las grandes ventajas de estas máquinas es lo fácil que resulta arreglarlas, «quitando dos tornillos se accede a cualquier parte y se puede reparar por lo que además es perfecto para quien se quiera iniciar en la mecánica».

Faltan las piezas, claro, pero en internet existe un buen mercado de ellas y la propia casa las sigue fabricando. De hecho, se podría fabricar un vespino nuevo comprando las piezas, aunque su precio sería desorbitado.

También se compran y se venden estas motos en la red. Aunque fueron un éxito de ventas durante muchos años desde su creación en 1968, hace unos años nadie las quería, se regalaban, pero ahora se están vendiendo cuando menos por unos 300 euros.

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