El galgo Chapapote, robado en 2008 en Sevilla, fue localizado en 2013 con otro chip en Badajoz
El galgo Chapapote, robado en 2008 en Sevilla, fue localizado en 2013 con otro chip en Badajoz - ABC

Recurren el archivo del caso Chapapote, que investigó el robo de galgos

Un galguero alega que hay pruebas de cargo suficientes en atestados de la Guardia Civil que comprometen a los imputados

SEVILLA Actualizado: Guardar
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El juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Carmona archivó el pasado mes de junio la investigación sobre el robo de galgos en España para usarlos como sementales, en cacerías o carreras argumentando que no había pruebas de cargo, una investigación que se inició a raíz de una denuncia de la Federación Española de Galgos. En julio pasado, el galguero Diego Domínguez recurrió el archivo de las investigaciones, que se saldaron con ocho detenidos y 29 imputados.

Domínguez argumenta que aunque el auto de archivo del caso Chapapote —que tomó el nombre de un perro robado en 2008 en la localidad sevillana de Los Palacios, que reapareció en 2013 en Badajoz con otro chip— «dice que no hay pruebas de cargo, un análisis superficial de los atestados de la Guardia Civil permite comprobar que sí hay indicios imputables a los investigados».

En este sentido, recuerda que en 2011 la Unidad Central Operativa de Medio Ambiente del Servicio de Protección de la Naturaleza Guardia Civil supo, a través de la Federación España de Galgos, que se intentó inscribir en el Libro Oficial de Origen de Raza del Galgo Español un perro con el nombre de «Litri del Pastor», que en realidad ya estaba registrado como «Chapapote».

Cambio de chip

Ese perro fue robado junto a otros en 2008 en Los Palacios, «siendo identificados tanto quien poseía al galgo sustraído como los posibles autores de dicha sustracción», según Domínguez, quien recuerda que se identificaron también a vecinos de Palmete como titulares de perros descendientes de «Chapapote», así como los vehículos relacionados con otros robos de perros en Sevilla y Jerez.

Asimismo, el recurrente recuerda que se identificó a un veterinario que presuntamente incumplió de forma grave el deber de comprobación de la posible titularidad de un perro, lo que permitió inscribir el galgo «Chapapote» con el nombre de «Litri». También señala Diego Domínguez que se indentificó a un individuo que tenía en su poder a «Chapapote», existiendo fotos identificativas de los perros. «Hay una alta probabilidad de que los titulares de los cachorros de galgos registrados tras todas las montas y cubriciones de "Chapapote" y sus descendientes conocían su linaje», señala Domínguez, quien recuerda que existe una relación de galgos descendientes del can sustraído.

Veterinarios

Otro de las pruebas que aporta Domínguez para que no se archive el caso es que la Guardia Civil «alcanza la conclusión de que la familia de "Los Vere", encabeza un grupo organizado que está detrás de los robos de los galgos, para lo cual se remite a las grabaciones del sumario. Así pues, a su juicio, «ha quedado constancia de todas aquellas personas que se beneficiaron de las cubriciones del galgo conocido como Chapapote y de sus descendientes, en particular de la familia conocida como Los Vere», que «varios cargos representativos de la Federación Andaluza de Galgos se han visto beneficiados también y de forma totalmente consciente de la verdadera identidad del galgo Chapapote, de sus cubriciones y de la obtención de cachorros producto de éstas» y que se ha evidenciado «la responsabilidad de los profesionales veterinarios que favorecieron y cooperaron en el cambio de titularidad y su registro del galgo conocido como Chapapote, más tarde inscrito como Litri».

Intervenciones teléfonicas

Por su parte, M. T. B —apodado El Vere y vecino de Palmete— y otros imputados en la causa han rechazado la reapertura del caso alegando que «no existe ni el más mínimo indicio racional» de que ellos tengan absolutamente nada que ver con el supuesto robo del galgo «Chapapote» ni que se hubiera cruzado con alguna hembra. En cuanto al resultado de las intervenciones telefónicas practicadas, aseguran estos investigados que no existe absolutamente ninguna en la que alguno de ellos reconozca tener en su poder a Chapapote, siendo totalmente normales las conversaciones sobre cubrición de galgos entre personas que se dedican a la crianza de esos animales.

En lo que respecta «a la defensa de los intereses de altos cargos federativos y veterinarios supuestamente corruptos», los imputados no quieren entrar en ello argumentando que «no es nuestra labor», al tiempo que dicen que el galguero Diego Domínguez creer ser «víctima de una conspiración de altísimo nivel con ramificaciones internacionales».

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