Ezequiel lucha por entrar en el centro ocupacional para discapacitados
Ezequiel lucha por entrar en el centro ocupacional para discapacitados - F.R.M.
LOS PALACIOS

Más trabas para Ezequiel, el niño con hidrocefalia de Los Palacios

Los padres del joven denuncian que llevan un año solicitando plaza en un centro especial de la localidad

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Dice un viejo proverbio africano que cuando dos elefantes se pelean lo que más sufre es la hierba que está bajo sus pies. Este dicho bien podría servir para explicar el caso de Ezequiel Baeza, un joven de veinte años que sufre hidrocefalia desde su nacimiento y cuyos padres solicitan desde hace un año una plaza en el centro ocupacional para discapacitados de Los Palacios, su pueblo. Por supuesto, la hierba es Ezequiel, y los dos elefantes la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento del pueblo.

Ambas instituciones, aunque no se pelean, sí que se pasan la pelota aliviando sus responsabilidades con buenas palabras pero sin hechos, lo que provoca el mismo efecto que la pelea del proverbio.

Y es que después de un año solicitando esta plaza, nadie ha dado la solución que los padres de Ezequiel demandan para su hijo. La única opción que les dan es llevarle al Centro de Día de Utrera, pero ellos entienden que lo mejor es que esté cerca de su casa y sin tener que realizar un desplazamiento de treinta kilómetros diarios (entre ida y vuelta).

Supuestamente el problema a la hora de adjudicarle una plaza en Los Palacios radica en un matiz de la nueva normativa que regula la Ley de Dependencia, que diferencia mínimamente entre centros de día y ocupacionales, algo que antes no ocurría, y por lo que según ésta Ezequiel debe ir al de día. Otro escollo más en su día a día, complicado desde su nacimiento.

«En el hospital nos dijeron que nuestro hijo tenía un severo problema neurológico, una acumulación de líquido en el cerebro que acabaría con su vida al poco de nacer, si es que llegaba al parto», narra su madre María del Valle. Con lo que no contaban los médicos es con las ganas de vivir de Ezequiel, dispuesto a combatir hasta el último aliento por seguir existiendo. Una lucha sin cuartel que ya dura veinte años y a la que las instituciones públicas lejos de facilitarle las cosas le están poniendo trabas en un camino ya de por sí minado de obstáculos.

«Nosotros tenemos el problema las 24 horas del día, somos conscientes de ello y así lo afrontamos, pero al menos que no nos pongan obstáculos. En vez de facilitarte las cosas, la gente que puede solventar estos temas te ponen trabas», denuncia Manolo Baeza, padre de Ezequiel.

«Él está loco con ir al colegio, le gusta estar con los niños, que le hablen y salir al recreo. Ha estado diez años en el colegio Cervantes y otros cinco en el IES Diego Llorente, siempre con cuidadores y profesores de apoyo y él ha estado muy contento».

Por ley al cumplir los veinte años ya no puede seguir en el instituto, y por eso sus padres estuvieron pidiendo su plaza para este curso con un año de antelación, pero todas las conversaciones y solicitudes han sido estériles. Ezequiel está en su casa desde junio. Es por ello que sus padres piden a los políticos que la cordura venza a la sinrazón y consiga sortear los obstáculos de unos matices poco relevantes con el único fin de que este joven siga con su lucha en las mejores condiciones posibles. Ni más, ni menos.

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