Elena Majúa con una foto de su hija, denuncia falta de control médico en los centros de estética
Elena Majúa con una foto de su hija, denuncia falta de control médico en los centros de estética - A.C/J.C.R.
VILLAVERDE DEL RÍO

Seis días hospitalizada por una sesión de electroestimulación

Una joven denuncia a un centro de estética tras sufrir daños en el riñón que la pusieron al borde del colapso

BURGUILLOS Actualizado: Guardar
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Fueron sólo veinte minutos los que derivaron en un calvario para la familia de Elena Majúa y Elena Mérida, madre e hija, vecinas de Burguillos, que acudieron a una clínica de Villaverde del Río para hacer una dieta con el propósito de perder peso cuando le ofrecieron de manera promocional someterse a una sesión de prueba de electroestimulación muscular a cargo de una conocida franquicia que llevó a la joven de 23 años a ingresar de urgencia por un cuadro de náuseas, contracturas musculares y daños en los riñones.

El mensaje promocional de la propia clínica de estética le llegó a través de un mensaje de whatsapp a las afectadas, que accedieron a someterse a una sesión de estimulación muscular mediante el uso de impulsos eléctricos con el reclamo de que 20 minutos «equivalen a tres horas de gimnasio».

«Al salir de la prueba mi hija me dice que lo que le han hecho ha sido muy fuerte, que se encuentra muy mal y que no puede moverse», relata Elena Majúa, que durante un mes ha temido por el estado de salud de su hija debido a la rotura masiva de microfibras por el sobreesfuerzo durante la prueba, que hizo que los músculos liberasen gran cantidad de creatina fosfocinasa (CPK) provocando daños en los riñones, que estuvieron a punto de colapsar.

Falta de control médico

Desesperada por los fuertes dolores, la joven acude dos días después de someterse a la sesión al Centro de Salud de Burguillos donde el equipo médico constata que se encuentra contracturada. «Nos alertan de que la falta de control médico de estas sesiones con electrodos que se realizan en numerosos centros de estética que carecen tanto de unas instalaciones adecuadas como de un equipo facultativo para no poner en riesgo la salud de las personas pueden tener graves consecuencias», explica la madre, que relata cómo al día siguiente la situación de su hija se agrava sembrando el desconcierto en casa «cuando empieza a presentar sangre en la orina».

En el hospital llevan a cabo unos análisis y de inmediato queda ingresada en la unidad de observación. Con tres vías abiertas, tratan de calmar los dolores, relajar la musculación por las contracturas e hidratar a la paciente para eliminar los altos niveles de enzimas liberados por los músculos durante la sesión con electrodos.

Los análisis realizados a la joven, a los que ha tenido acceso ABC Provincia, prueban que los niveles en sangre de creatina fosfocinasa (CPK), que en circunstancias normales no rebasan valores de 120 microgramos por litro, se encontraban por encima de los 114.000 microgramos por litro.

«Los médicos decían que un cuadro como este sólo lo habían visto en libros», detalla la familia. El juicio clínico determina que la paciente sufrió una rabdomiolisis por la electroestimulación muscular a la que había sido sometida, y permanece una semana hospitalizada para revertir el daño renal y muscular e hidratar el organismo.

Tras el alta médica, a la joven le prescriben un mes de reposo hasta controlar los niveles alterados «que estuvieron al borde de colapsar el riñón y hacerla depender de diálisis toda su vida», detalla la madre, que ha denunciado a la clínica ante una posible negligencia.

Fuentes de la clínica dijeron a ABC Provincia que están al tanto del caso, que lo estudian sus abogados y que no existe hasta el momento ninguna sentencia, rehusando dar «por ahora» su versión de los hechos.

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