La Virgen de Aguas Santas Coronada procesiona desde las 22 horas
La Virgen de Aguas Santas Coronada procesiona desde las 22 horas - J.C.R.
VILLAVERDE DEL RÍO

Aguas Santas para la sequía

La patrona, que procesiona esta noche, era trasladada a Sevilla en rogativas contra la sequía. Se cumplen 300 años del pleito con otra hermandad sevillana que legó su Simpecado a Villaverde

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Para predecir el próximo ciclo de lluvias desde la antigüedad se establecieron métodos con mayor o menor acierto. Las cabañuelas vislumbran a su manera las precipitaciones de los meses siguientes, y hace siglos Sevilla se encomendaba a las advocaciones de su devoción al alzar la vista al cielo para rogar por un bien básico como es el agua.

Villaverde del Río atesora una imagen pequeña, de 12 centímetros, que entraña entre sus misterios el haber sido la imagen a la que se encomendaron los devotos sevillanos para reclamar el preciado líquido. Es la Virgen de Aguas Santas Coronada.

Los primeros escritos sobre la talla se remontan a 1337 y dejan entrever la existencia de su ermita, que en 1594 por acuerdo del cabildo catedralicio pasa a depender de los franciscanos.

Aguas Santas celebra el primer fin de semana de junio la romería del Convento, declarada de Interés Turístico en Andalucía, y cada 8 de septiembre su fiesta mayor con la solemne procesión que arranca al caer la noche donde la Virgen se prodiga por el callejero profusamente engalanado hasta el alba del día siguiente.

Con el arropo de las familias, el paso se detiene en cada casa para que la porten sus hijos, hagan sus ofrendas y donativos, y presenten a la Virgen a los nuevos nacidos, que sobre las andas aguardan la próxima parada.

La festividad recuerda este año el 450 aniversario del primer traslado de la Virgen de Aguas Santas a la capital hispalense en rogativas, un pasaje en el que Manuel Morales, diputado de cultos de la hermandad, ha profundizado, por ser el primero documentado de los once que tienen lugar entre los siglos XVI y XVII. El motivo de este traslado era poner fin a seis meses de sequías en el año 1566.

La patrona de Villaverde del Río, cita Morales, salió de su ermita al alba del 25 de marzo, día de la Encarnación, y una hora más tarde sacaron con el mismo fin en Sevilla al Cristo de San Agustíndesde su convento a la Cruz del Campo. «A poco de salir ambas imágenes, los cielos se nublaron y comenzó una lluvia continua que no paró por espacio de diecisiete días», citan los legajos consultados por Morales.

La devoción a la Virgen de Aguas Santas, y la facilidad con la que su traslado se traducía en lluvias, hizo que los clérigos que la portaban siguieran adelante con la imagen en andas sin refugiarse del agua en poblaciones como Alcalá del Río o La Rinconada. «Continuaron a Sevilla hasta llegar al Hospital de las Cinco Llagas, en cuya iglesia, hoy Parlamento de Andalucía, permaneció los primeros seis días que estuvo en la capital», cuenta Morales.

Los fieles a Aguas Santas en Sevilla capital se contaban por miles. Desde el año 1565 existía una hermandad que peregrinaba al convento franciscano de Villaverde para rendirle tributo, algo que cesó en 1683. Su buen nombre motivó en años posteriores que algunos rosarios públicos y congregaciones religiosas ansiasen beneficiarse pidiendo donativos adscribiéndose el título de esta advocación señera.

El pleito

La idea no gustó a la primitiva hermandad de Villaverde, que en la primera mitad del siglo XVIII inició un pleito con otra congregación fundada en la iglesia parroquial de San Pedro de Sevilla. Querían impedir que obtuviesen limosnas bajo el título de Aguas Santas. De este contencioso data el viejo Simpecado que atesoran en Villaverde, estrenado en Sevilla en 1716, que llegó a la localidad entre los años 1729 y 1736, cuando ganaron el pleito.

La hermandad festeja este año el 300 aniversario de la llegada de su antiguo Simpecado, que el pasado mes de enero presidió el altar mayor de la parroquia y este miércoles el Santo Rosario. En la iglesia del Salvador y en la Catedral de Sevilla en la Pascua de 1566 se rindió culto a Aguas Santas, con una procesión de acción de gracias junto a las autoridades del cabildo municipal y catedralicio al haber puesto fin al ciclo de sequías que afectaba a la provincia antes de retornar aquel 22 de abril a su ermita.

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