Parte del cuerpo de la víctima fue encontrado en su domicilio de Dos Hermanas
Parte del cuerpo de la víctima fue encontrado en su domicilio de Dos Hermanas - J. M. Serrano
Tribunales

La Audiencia fija una pena de quince años de cárcel para el descuartizador de Dos Hermanas

Francisco Javier mató a su tío el año pasado en una discusión por una consola que había vendido sin su permiso

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 15 años de cárcel a Francisco Javier Román de Dios, de 39 años, acusado de haber matado y descuartizado en febrero de 2016 a su tío en la vivienda donde ambos residían en Dos Hermanas. La sentencia se conoce once días después de haberse pronunciado el jurado popular con un veredicto de culpabilidad por los delitos de asesinato y profanación de cadáveres.

Además de la pena, el tribunal le ha impuesto una multa de 1.080 euros por el delito de profanación de cadáveres. Recoge así la petición de la Fiscalía, que al término de la vista oral bajó en diez años los 25 que solicitaba inicialmente. El Ministerio Público tuvo que recoger la circunstancia atenuante de drogadicción del acusado, admitida por el jurado en su veredicto.

Durante el juicio, Francisco Javier aseguró que llevaba consumiendo desde que tenía 17 años.

El condenado admitió los hechos en la vista oral y aseguró que descuartizó el cuerpo de su tío Diego de Dios porque no sabía lo que hacer con el cadáver. Su declaración en el juicio apenas duró unos minutos. La fiscal le formuló una única pregunta: si aceptaba el contenido de su escrito de acusación. Francisco Javier respondió de manera afirmativa.

El 26 de febrero del año pasado se inició una discusión en la casa de la víctima. Diego de Dios había acogido hacía unos meses a su sobrino, que hasta entonces había vivido en Gerona. La convivencia era mala porque el condenado le quitaba cosas a su tío para venderlas. Precisamente la desaparición de una consola fue el detonante de la última pelea en la que fue asesinado Diego, que tenía 54 años.

Francisco Javier golpeó a su tío y lo dejó inconsciente, lo que aprovechó para rematarlo destrozándole el cráneo con un martillo y una picola (un pico de cantero). Después llevó el cuerpo al baño de la casa y allí lo descuartizó de manera minuciosa, cortando cada parte, desangrándola y guardándola en paquetes.

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