Reyes Magos

Los reyes magos de Alcalá y la abolición del calendario

El adelanto de la Cabalgata sumó más público en la calle en un recorrido que resultó multitudinario

Alcalá vivió un día de reyes anticipado con un cortejo formado por más de mil personas A.M.

ALBERTO MALLADO

La doble condición de reyes y de magos de los tres monarcas llegados de Oriente les ha permitido dictar una medida excepcional en Alcalá. La abolición del calendario o más bien su adelanto. El 5 de enero se pasó al día 4 y con él lo hizo toda su carga de ilusión infantil, de música y carrozas, de caramelos y disfraces.

Ya por la mañana los reyes tomaron el mando de la ciudad. En sus visitas pidieron la venía a la Virgen del Águila, recogieron las llaves de la ciudad de manos de la alcaldesa y acudieron a la gente realmente importante, los consejos de sabios de las residencias de ancianos o aquellas que conocen bien de tanto hablarle al Niño que vienen a adorar, las monjas de las Clarisas.

Y todo fue igual que siempre. La polémica generada en los días anteriores perdió el sentido y ante las caras de los niños que pedían caramelos. No menguó el brillo del oropel que reviste las carrozas, ni las ganas de los pequeños, ni la alegría contagiosa que extienden las bandas por la calle.

Tampoco bajó la asistencia de público. Más bien al contrario. Sumó más personas, desde la salida y las calles aledañas donde se apostaba una multitud con muchas ganas de reyes magos. Frente a quienes creen que se debía mantener la fecha del día 5 aunque eso ponga en riesgo la salida, están los que llegan desde otras localidades para asegurar el gozo de esta alegría infantil. Y si en su pueblo también sale, pues mejor que mejor. Cuestión de mentalidad y de ganas posiblemente.

Alcalareños y foráneos. Propios y extraños disfrutaron de un cortejo que traslada al público su alegría. Un total de 20 carrozas, 5 bandas de música y varias «oleadas» de beduinos, incansables en sus cantos y coreografías. Muchos niños pequeños en las carrozas, sin más adultos que los reyes magos, esta comitiva un repertorio de sinceros gestos de felicidad. Un cortejo de mil personas con un cargamento de ilusión que se extendió por toda la ciudad, en el amplio recorrido de una Cabalgata que se extiende por barrios y por el centro.

Una alegría que sigue multiplicándose cuando los reyes se bajan de las carrozas y convierten en privilegiados a quienes no esperaban serlo, los niños de familias desfavorecidas de r eciben en el colegio Salesiano los regalos directamente de las manos regias.

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