La religiosa que derribó barreras educativas para las niñas de Alcalá

Sor Ángela Peñacoba ha fallecido hace unos días en Alcalá, a la edad de 94 años en la casa de las Hijas de la Caridad. Su nombre no tiene el reconocimiento que debería en la ciudad, pero transformó la vida de muchas mujeres alcalareñas. Las impulsó hacia el estudio y la apertura a un futuro laboral que entonces tenían las puertas cerradas para las mujeres.

Como narra el profesor Francisco Burgos, que ha seguido la labor de la religiosa, fue una defensora real de la igualdad de las mujeres, en un tiempo en el que ese concepto era ajeno a la sociedad. Sor Ángela llegó a Alcalá en 1952, para enseñar en el colegio San José de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Entonces en Alcalá las mujeres no podían estudiar el Bachillerato Elemental. Se impartía en el colegio Salesiano pero el centro era masculino. Pero la barrera era doble, no había centro donde hacerlo, pero además cuando no se consideraba útil que una mujer estudiara, directamente estaba mal visto.

Ella se empeñó en derribar ambas barreras. Tuvo que convencer a sus superiores y a las propias familias de las niñas, pero logró que pudieran estudiar bachillerato en Alcalá. Matriculó a sus alumnas en el instituto Murillo, compró los libros que traía en bolsas en el autobús y las preparó a conciencia en el colegio San José. Las niñas se examinaron por libre en el instituto Murillo y lograron unas notas excelentes.

Había otro problema y era que muchas de esas niñas no tenían recursos para seguir estudiando. Así que ese fue otro empeño de esta religiosa. Ella misma viajaba al ministerio de Educación, en Madrid, y volvía con las becas necesarias. Como cita Francisco Burgos quien mantuvo conversaciones con Sor Ángela sobre educación, fue una adelantada a su época y por ejemplo comenzó a hacer test de inteligencia a sus alumnas.

La vida de esta religiosa, nacida en Santo Domingo de Silos (Burgos) discurrió también en Montellano, donde se encargó de regir el asilo de la comunidad de las Hijas de la Caridad. Ella se encargó de conseguir muchas cartillas y pensiones para los ancianos y de atender las necesidades de quienes menos recursos tenían. El Ayuntamiento le concedió el título de Hija Adoptiva de Montellano. Finalmente volvió a Alcalá para pasar la última etapa de su vida en la residencia de mayores que regenta su comunidad en la localidad.