Apellidos

Ocho apellidos alcalareños

Un libro investiga los apellidos genuinos de la ciudad y encuentra el origen de muchos en Galicia y León

Julio Gómez ha publicado un completa investigación sobre los apellidos alcalareños A.M.

ALBERTO MALLADO

Los alcalareños más genuinos, los que pueden presumir de generaciones de ascendentes en el solar del Guadaíra, son en realidad gallegos y leoneses. Es una de las conclusiones del exhaustivo trabajo que ha realizado José Julio Gómez Trigo y que ha editado en forma de libro con el título «El origen de los apellidos genuinos de Alcalá de Guadaíra».

La investigación de este economista alcalareño comenzó con un objetivo más limitado, crear su propio árbol genealógico para regalarlo a sus padres. Pero tras las primeras consultas al Archivo Municipal de Alcalá el trabajo se fue convirtiendo en algo mucho más grande, que indaga en un aspecto inédito de la historia de Alcalá. Fue añadiendo fuentes con la dificultad de que los registros civiles carecen de datos anteriores a 1870 y que los libros parroquiales de Alcalá ardieron en 1936. Pero encontró nuevos datos en el Archivo del Palacio Arzobispal. Con todo ello ha elaborado la historia de cincuenta apellidos que pueden considerarse como los más genuinos de Alcalá. Para establecerlos ha usado dos criterios. Uno es que ese apellido se dé en la localidad con mucha más frecuencia que en otras, aunque sea un apellido relativamente común. Otro es que se dé de forma exclusiva, o casi, en Alcalá.

Y empiezan a aparecer conclusiones e historias. Una es que m uchos de los apellidos genuinos de Alcalá proceden del norte de España, en concreto de Galicia, León y Asturias. Y más allá, muchos de ellos son de la localidad de Tuy, en Pontevedra. Es el caso de los Cerquera, Bozada,  Araújo o una rama de Gómez antepasados del autor del libro. Del  norte llegaron también los Bulnes de Asturias; de Cantabria los Barello, de León los Alcoba, Roales o Sanabria y del norte de Portugal los Regateiro o los Boge, un apellido que prácticamente sólo se da en Alcalá. La mayoría de ellos llegaron a mediados del siglo XVIII, sin que se sepa la causa exacta. Aunque en el caso de los procedentes de Tuy parece que pudo producirse un efecto llamada.

Más atrás Julio Gómez ha localizado apellidos que están en Alcalá desde más antiguo incluso. Es el caso de los Algarín, ligados a la localidad desde el siglo XV, posiblemente el primero de ellos fue un alguacil de la ciudad; o los Arias que llegaron con la Reconquista y de cuyo nombre hay una referencia en 1262 por la cesión a un botero llamado Arias Pérez de un olivar.

Pero hay procedencias muy diversas, los Bono una saga de panaderos muy conocida en la ciudad llegaron desde San Bartolomé de Carcagente (Valencia). Como es fácil deducir los Buongiovanni llegaron de Italia. Sólo se da este apellido en Alcalá y Sevilla, en 64 familias. En su país de procedencia es igualmente escaso ya que sólo lo llevan 137 familias. También de Italia llegaron los Caraballo que en origen proceden del topónimo italiano Caravaggio, el mismo que llevaba el famoso pintor.

Es también curiosa la procedencia del apellido Gandulfo que procede del escultor gaditano Juan Gandulfo nacido de padres genoveses que fue autor del grupo escultórico del oratorio de la Santa Cueva de Cádiz. Apenas hay 43 personas con este apellido en España, de las que 28 están en Alcalá.

 Otra familia muy arraigada en Alcalá es la de los Calderón. El autor del libro ha encontrado una conexión con Calderón de la Barca. El dramaturgo del siglo de oro cita en una de sus obras el pan y las tortas de Gandul, una aldea cercana a Alcalá que debió visitar sin saber que muy cerca en Alcalá se había establecido un pariente lejano suyo. Alonso Calderón de la Barca y Hurtado q ue procedía de Toledo y que fue alcalde de Marchena . Uno de sus hijos se casó con una alcalareña y dio origen a la rama alcalareña en la que figuran  varios picadores, un imaginero y un alcalde.

Gandul es uno de los apellidos exclusivos de  Alcalá. Es un toponímico de la población de mismo nombre, una aldea hoy deshabitada de la que aún se conserva la iglesia, el Ayuntamiento, una torre defensiva y el palacio de los marqueses propietarios de la misma. En Alcalá hay nada menos que 600 y Julio Gómez ha encontrado al más antiguo de ellos Juan de Gandul, que se casó con María de Alanís en 1682.

La investigación le ha permitido además conocer como era común que las calles se denominarán en función de sus moradores. Es el caso de la calle de los Rubio (actual Menéndez y Pelayo), Pescuezo (Sor Emilia)  o Hartillo (actual Pérez Galdós)

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