El acusado de acabar con la vida de su mujer en Alcalá de Guadaira, durante la sesión del juicio de este martes
El acusado de acabar con la vida de su mujer en Alcalá de Guadaira, durante la sesión del juicio de este martes - R. RUZ
TRIBUNALES

El asesino de la cisterna de Alcalá maltrataba habitualmente a su pareja antes de asesinarla

Las hijas de la víctima han declarado este martes en el juicio que su padre tenía la «obsesión» de controlar a la madre

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Dos hijas de una mujer asesinada en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra tras ser golpeada con la tapa de una cisterna de un váter, de lo que está acusado el marido, han asegurado este martes en el juicio que su padre infligió durante años malos tratos a su madre, que cuatro días antes del crimen dijo que quería separarse.

Mario C.M., de 53 años, se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 23 años de prisión por maltratar habitualmente a su mujer y por asesinarla la madrugada del 3 de junio del 2016 en el domicilio conyugal.

Las hijas, que han declarado en un juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Sevilla y separadas del acusado por una mampara, han dicho que su padre tenía la «obsesión» de controlar a la madre, a la que no dejaba sola ni para sacar la basura y que solo podía mandar mensajes a través del móvil del padre.

Vivía con «pánico» por los habituales insultos

La mujer, que tenía 50 años cuando fue asesinada, vivía con «pánico» y «pavor» hacia su marido, que se ponía agresivo con ella y la insultaba habitualmente, según han coincidido las dos hijas de la fallecida.

En una ocasión, tras una episodio violento, la madre retiró la denuncia y obligó a su hija a pedirle perdón al padre.

En el juicio ha declarado, también tras una mampara, el hermano del acusado, quien no tenía relación con él aunque recibió una llamada de madrugada en la que su familiar le decía que le había dado un golpe a su mujer y que no se movía.

Entonces el hombre se desplazó junto a su mujer y su hijo a la casa del hermano, en la que no había estado nunca, y cuando le abrió la puerta le preguntó: «¿Qué has hecho?», tras lo cual el acusado le respondió: «No sé».

Las contradicciones del acusado

El acusado, por su parte, ha mostrado contradicciones en su testimonio porque ha reiterado que no recordaba nada de lo ocurrido durante la agresión pero luego ha dicho que llamó a su hermano para confesar lo que hizo.

En su interrogatorio, el acusado ha asegurado que vio a su mujer abrazada con un hombre en su casa, que ella le agredió con una navaja en las manos y las rodillas y que lo próximo que recordaba era a su mujer tirada en el suelo sin moverse, cuando se sintió «raro».

Tras 27 años casados, el hombre ha afirmado que nunca insultó, amenazó o golpeó a su mujer, y ha explicado que cuando se cayó de un andamio en 2008 mientras trabajaba sufrió una lesión de espalda y luego una depresión, todo lo cual le mermó físicamente y le produjo una disfunción eréctil.

Su mujer, ha añadido el acusado, le envenenaba y le decía que «no valía para nada», y en las numerosas grabaciones que hacía de las conversaciones entre ellos, ha dicho que ella reconoció una relación extramatrimonial.

En el juicio también han declarado varios policías que acudieron al lugar de los hechos, entre ellos uno que vio manchas de sangre en el pasillo y a la mujer tumbada boca abajo en el cuarto de baño y junto a la tapa de la cisterna, que estaba rota por tres sitios.

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