Alcalá de Guadaíra celebra su tradición panadera con actividades y propuestas turísticas

El Día Mundial del Pan ha adquirido rango de celebración en Alcalá por la vía de la tradición que vincula a la ciudad con este producto icónico. El día es  este lunes, pero la celebración ha tenido lugar en el domingo y ha echado mano de la rica historia local asociada al pan, una memoria colectiva que ha despertado en los últimos tiempos impulsada en buena medida por la creación de la Asociación de Panaderos y por el convencimiento del Ayuntamiento de que el pan es un recurso con posibilidades económicas y turísticas enormes en la ciudad.

 La participación de alrededor de mil personas en las actividades programas evidencia el interés de Alcalá por esta parte de su historia. De esta forma, los panaderos con la colaboración de la administración han planificado una jornada este domingo con actividades vinculadas con el pan y enfocadas en particular a los niños. Las dos ubicaciones para su desarrollo resultan en sí, una lección sobre la materia.

Una es la Harinera del Guadaíra, una antigua  fábrica con porte de edificio señorial convertida en recurso turístico y que conserva la maquinaria con la que se industrializó la producción de pan a principios del siglo pasado. La visita al inmueble, la explicación del proceso de fabricación, de  los oficios asociados y las fórmulas de trabajo empleadas fueron una de las actividades de la jornada. Allí mismo, la Asociación de Panaderos desarrollo un taller de pan en el que los niños pudieron meter las manos en la masa para elaborar algunas de las piezas tradicionales de Alcalá. En otro punto,  la vinculación entre Alcalá y el pan se convertía en leyenda con las  historias de un cuentacuentos.

El otro punto para las actividades trazaba una vuelta al origen, al menos el más antiguo conocido de la relación entre Alcalá y el pan. Adentrándose en el Parque de Oromana y cruzando el río, a pocos metros de la harinera,  está el molino del Algarrobo, de origen medieval. Allí, los asistentes podían participar en una visita teatralizada guiada por un morisco que mostraba la interioridad de un edificio rico en historia y de gran interés histórico y constructivo, así como la estructura que  permitía usar la fuerza del río para mover las piedras  que molían el trigo. Un concurso para aprender a identificar las piezas tradicionales completaba la propuesta de actividades de una jornada que resultó multitudinaria y que se ha ganado la repetición el año que viene con nuevos alicientes, según es la intención de los panaderos y del Ayuntamiento.