Sucesos | Tribunales

La acusada de matar a su tía quemando su casa en San Fernando prendió fuego hasta en tres habitaciones

Ocurrió de madrugada, la anciana de 84 años no pudo salir de la casa y falleció. Su sobrina, quien supuestamente la cuidaba, fue detenida a los días por este crimen y ahora se enfrenta a 29 años de cárcel

La víctima se habría dado cuenta de que la presunta asesina le estaba robando. Le quitó joyas y le vació una cuenta bancaria y un fondo de inversión

Interior de la casa de la víctima que acabó calcinada. la voz

M. Almagro

Hace unos años San Fernando vivía con conmoción un suceso que causaba una gran tristeza por la crudeza de cómo se podían haber desarrollado los hechos. Fue en septiembre de 2021 y lo que en un principio pareció un terrible incendio en la barriada Carlos III, y en el que no solo la víctima sino también todas las emergencias asumieron graves riesgos, en realidad había sido un crimen.

A los días de que saliera ardiendo el piso donde vivía Paquita, de 86 años, y ésta acabara falleciendo, la Policía Nacional detenía a su sobrina como su presunta homicida. R. M., quien desde entonces está en prisión, se encargaba supuestamente de cuidarla y hacerle compañía. Sin embargo, y según confirmó la investigación, llevaba tiempo robándole joyas y dinero. Paquita se dio cuenta y ese fue su final.

A partir del 24 de este mes la procesada se sentará en el banquillo de los acusados y será juzgada por un jurado popular. La Fiscalía solicita que sea condenada a 29 años de prisión. 25 de ellos por un delito de asesinato con alevosía en concurso medial con otro de incendio con peligro para la vida, además de por hurto continuado, 18 meses más, y también, como supuesto autora de seis delitos de lesiones leves al provocar la intoxicación de los policías que, en un primer momento, fueron a rescatar a su tía de la casa en llamas.

Así se refleja en el escrito de calificación fiscal al que ha tenido acceso este periódico que también hace un exhaustivo repaso de los hechos que se le imputan. En este relato se cuenta como la sobrina trazó su plan para acabar con la vida de su tía octogenaria valiéndose de la relación «familiar y de confianza» que ambas tenían.

Joyas, cuentas y un fondo de inversión

Todo comenzó cuando la acusada empezó a robarle. De este modo en agosto de 2019 se comprobó que había vendido en una tienda unos pendientes rojos de oro propiedad de su tía junto con una gargantilla y una medalla. A finales del mismo mes vendió otra pulsera en otro 'compro oro' por la que le dieron mil euros y a los dos días otros anillos y unos pendientes. Ya entre ese mes de septiembre y enero hizo lo mismo deshaciéndose de una pulsera, una cadena y otra medalla. La valoración de todo lo que vendió ascendía a 7.515 euros.

Por otro lado, la acusada estaba autorizada en una cuenta bancaria de la víctima y un fondo de inversión. Éste último tenía un saldo de 18.359 euros. La procesada efectuó dos reembolsos parciales por importe de 9.000 euros a un número de cuenta que estaba a su nombre.

Y además desde septiembre de 2020 hasta octubre de 2021 realizó hasta 127 traspasos de la cuenta de su tía a una suya. «Los traspasos los realizaba la acusada vía on line con la apariencia de cobros de recibos de la luz, agua, telefonía móvil, comisiones bancarias, recibos de seguros y conceptos extravagantes que podían llevar a confundir y engañar a la perjudicada», mantiene Fiscalía.

Sin embargo, la anciana se dio cuenta de lo que estaba pasando y le pidió explicaciones a la sobrina. Fue entonces cuando, según la versión de los investigadores y la acusación, ocurrió el crimen.

De esta forma, aquella madrugada, sobre las 02.30 horas del 20 de septiembre R.M. se dirigió al domicilio de su tía «y con el propósito de acabar con su vida o al menos asumiendo que con su acción pudiera producirse un resultado mortal y siendo plenamente consciente de las consecuencias de su acción», entró en la casa y prendió fuego en cuatro zonas del piso mientras la anciana dormía. Concretamente prendió fuego en la habitación de la víctima en la cama, en un sofá de otra habitación y en una banqueta reposapiés, así como en una tercera habitación en la parte inferior de la ventana.

La acusada aprovechó la hora de madrugada a la que acudió al domicilio de su tía puesto que a esa hora dormía, por lo que la víctima «no esperaba ni preveía el ataque y no pudo ejercer defensa eficaz alguna».

A consecuencia del fuego provocado por la acusada éste se propagó por la vivienda de Paquita, al igual que una densa humareda, que impidió a la perjudicada ver con claridad la puerta de salida y utilizar sus llaves para poder salir. Al lugar acudieron miembros de la Policía Local de San Fernando y Policía Nacional quienes consiguieron finalmente echar la puerta abajo tras varios minutos de intento si bien no pudieron acceder al interior de la vivienda, labor efectuada por la dotación del cuerpo de Bomberos de la localidad quienes consiguieron finalmente rescatar a la víctima. La trasladaron de urgencia al hospital pero la anciana terminó falleciendo.

El incendio fue muy peligroso debido a que el fuego pudo extenderse a otras viviendas colindantes. También lo fue la actuación ya que varios agentes tuvieron que ser evacuados por inhalación de humo. Algunos testimonios de vecinos aseguraron entonces que habían visto a la sobrina de la anciana en las inmediaciones de esa casa horas antes.

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