Es el único candidato que ya ha ganado. O, más bien, que ha batido un récord antes de que se entreguen los Goya. Antonio de la Torre (Málaga, 1968) se dedica a coleccionar nominaciones y esta edición ha conseguido lo que ningún otro actor había logrado hasta ahora: sendas candidaturas a protagonista y actor secundario por segundo año consecutivo. Pero aún hay más. En las últimas cinco ediciones de los premios de la Academia, el actor ha acumulado seis nominaciones, cuatro de ellas por papeles principales ('Gordos', 'Balada triste de trompeta', 'Grupo 7' y, en esta ocasión, 'Caníbal) y dos veces como secundario ('Soldado' y, esta edición, 'La gran familia española'). Una galería de personajes que revelan a un intérprete que, como el sastre de su última película, lo mismo vale para un roto que un descosido. Da igual el patrón o el pespunte, sus personajes parecen trajes a medida. Como si nadie más que él pudiera dar vida a ese policía de rabia interna por el que optaba el año pasado y a su contrario en el espejo, el inquietante asesino que se come a sus víctimas con el que nos aterroriza esta edición.
Voraz tal vez sea un adjetivo que se ajusta como un guante a este actor que en los últimos meses ha bajado el pistón. Pero no ha sido para descasar, sino para templar, mirar el horizonte y hacerle un nuevo dobladillo a su carrera. Primero, con un papel secundario en 'La isla mínima', a las órdenes del que fue su 'comisario' en 'Grupo 7', Alberto Rodríguez, aunque el paso (de gigante) ha sido romper las fronteras. Las nacionales y las profesionales. Ha compartido planos con Gerard Depardieu en el filme sobre el primer mundial de fútbol que se estrenará en verano, 'F2014', lo que ha supuesto su primer trabajo en inglés. Y no va a ser el último. Antonio de la Torre ya está pendiente del tiempo que se va a encontrar en Australia, donde a finales de febrero aterrizará como protagonista de la nueva película de Jim Loach -hijo de un clásico del cine comprometido como es Ken Loach-.
Compromiso es también una palabra que Antonio de la Torre conjuga habitualmente. Su Twitter (@atorrem) es el mejor ejemplo de algunas de sus preocupaciones vitales de un actor que todavía no ha perdido su mirada de periodista y está pendiente del mundo. Camino de los cuarenta y con el Goya por 'AzulOscuroCasiNegro', el redactor que hacía papelitos en el cine invirtió los términos y se transformó en un intérprete que se acerca a sus personajes con la curiosidad de un reportero. Sus personajes le salen de dentro como un alien y le permiten transformar a placer ese careto de hombre corriente. Lo mismo encarna a un metódico sastre que por las noches compite con su otro yo, un eficaz asesino en serie con apetito de 'Caníbal', que nos arrastra al humor con el desencanto de ese hermano mayor de 'La gran familia española'.
La doble candidatura, tan definitoria de su actual posición de privilegio en nuestro cine, juega también en su contra a tenor del resultado del pasado año en el que el voto de los académicos se dividió entre sus dos opciones de premio. En el apartado a mejor actor tiene contrincantes con excelentes trabajos, como el encantador beatlemaniaco Javier Cámara de 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', el caradura seductor Eduard Fernández de 'Todas las mujeres' y el abuelo con manu militari Tito Valverde de '15 años y un día'. Y en la categoría de intérprete de reparto se mide a Juan Diego Botto ('Ismael'), Carlos Bardem ('Alacrán enamorado') y, sobre todo, a su compañero de reparto en 'La gran familia...', el sobresaliente Roberto Álamo. El resultado puede volver a repetir la división de opiniones del pasado año, aunque el actor llega reforzado a los Goya con el reciente premio Feroz de los críticos de cine como protagonista de 'Caníbal'. Incluso, De la Torre puede salir ganador al cuadrado. Un triunfo por dos que no es una utopía. De hecho, Verónica Forqué subió a recoger en 1988 los Goya por actriz protagonista y secundaria. Y ya sabemos que a Antonio de la Torre no le asustan los retos.
