«Pesadilla en la cocina»

Chicote, dando arcadas: «Que asco. Menos mal que no he comido nada de aquí»

«Pesadilla en la cocina» intentar arreglar un local almeriense en el que el dueño lanza platos de comida y la cocinera descarga su ira contra el mobiliario del propio local

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Alberto Chicote se enfrentó a un restaurante en el que el dueño lanza platos de comida y la cocinera descarga su ira contra el mobiliario del propio local. El local que vimos en «Pesadilla en la cocina» fue el «Generación del 27» , un mesón y taberna almeriense con actuaciones musicales en manos de Paco, un dueño curtido en mil batallas, pese a tener un nombre que suena a Club de lectura, parece más el escenario de una novela negra.

Tras trabajar toda su vida en la hostelería, Paco decidió tener su negocio propio y se hizo con este restaurante, pero su plan no salió como esperaba. En lugar de haber conseguido sacar adelante un restaurante digno de aplauso, tenía una casa de comidas completamente descontrolada . Al fortísimo carácter de la cocinera, se le suma la desidia del resto de sus empleados. Además, el excesivo amor por la fiesta del dueño no ayuda demasiado. «Sois los cuatro jinetes del apocalipsis. Os faltan solo las guadañas», dijo Chicote. Pero a pesar del caos, nadie se alarma… Incapaz de poner orden, Paco necesitaba la ayuda de Alberto Chicote para encontrar salida a una situación difícil.

Ni siquiera fue fácil la prueba de menú que siempre hace Chicote. «De la carta no hay casi nada. De 106 cosas de la carta, solo hay una: salmorejo», explicó Chicote. Al final el cocinero optó por decirle al camarero que le trajeron todo lo que tuvieran. Una pasta de la casa, un pollo frito crudo... Al final no probó ni uno de los platos que le sacaron ¡y menos mal! Al entrar en la cocina descubrió que la limpieza y el cuidado era algo que escaseaba. La paciencia de Chicote estaba al borde del colapso y fue la nevera lo que terminó con ella. « Que asco . Menos mal que no he comido nada de aquí», dijo al encontrar un bote de salsa brava fermentado.

Los camareros eran inexpertos y a veces consumían más de lo que sirven; la cocinera descargaba su ira contra el mobiliario del restaurante; y el propio dueño lanzaba los platos a sus empleados. Estos, y la comida, fueron los motivos por los que «Generación del 27» ostenta la categoría de restaurante con la peor comida en la historia de «Pesadilla en la cocina» .

Al chef no le resultó fácil lidiar con tan singular equipo. Tuvo que abrirle los ojos a Paco para que despertase de su letargo, lo que supondrá una dura prueba de paciencia para Alberto Chicote . «¿Cómo puede ser llevases un hotel y no seas capaz de llevar una taberna?», preguntó Chicote a Paco incrédulo. Incluso estuvo a punto de marcharse antes si quiera de reformar el espacio. Pero, por suerte, Paco consiguió convencerle para que se quedara y le diera un lavado de cara a la taberna.

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