Lady Gaga, en un momento de su actuación en el descanso de la Super Bowl
Lady Gaga, en un momento de su actuación en el descanso de la Super Bowl - AFP

Lady Gaga voló bajo en la Super Bowl

La cantante dejó de lado la provocación y la sorpresa para ejecutar un espectáculo efectivo e inclusivo en tiempos políticos turbulentos

Corresponsal En Nueva York Actualizado: Guardar
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Hay dos maneras en las que un país tan complejo y tan unido como EE.UU. se junte cada año: alrededor de una mesa la noche de Acción de Gracias y alrededor de una pantalla de televisión en el espectáculo del descanso de la Super Bowl, la final del fútbol americano. Los apasionados del deporte y los indiferentes se arremolinan por igual para ver un ‘show’ que se desmenuza con pasión al día siguiente en clase, en la oficina o en el bar. Este año había mucha expectación con Lady Gaga, que tenía el encargo de protagonizar el espectáculo y que se había gastado más dinero que nadie en la historia en su producción.

La cantante neoyorquina ha sido una provocadora nata y muchos daban por descontada la polémica antes de que se apagaran los focos y empezara la música. Hoy estarán decepcionados, porque Lady Gaga diseñó una fantasía de luz, baile y sonido más preocupada por unir y gustar a todo el mundo que por crear controversia.

Lady Gaga parecía una elección poco conveniente para un momento político delicado

Las aguas políticas de EE.UU. bajan revueltas, con una país divido entre quienes viven indignados por la cadena de órdenes ejecutivas que ha firmado el nuevo presidente, Donald Trump, desde que llegó hace un par de semanas a la Casa Blanca -en especial, por un veto migratorio muy criticado-, y quienes le alientan a que profundice en la agenda radical que prometió en la campaña. Lady Gaga parecía una elección poco conveniente para un momento político delicado -fue elegida antes de las elecciones, cuando la victoria de Trump todavía era una quimera para muchos-, no solo por su naturaleza provocadora, también por sus inclinaciones políticas: durante la campaña fue una ferviente seguidora de Hillary Clinton y participó en mítines a su favor.

El tono de su espectáculo fue, sin embargo, patriótico, pero desde un punto de vista apolítico, tratando de subrayar la diversidad que hace extraordinario a EE.UU. Arrancó su espectáculo desde la cubierta del estadio de Houston (Texas) en el que se celebraba el partido, cantándole a las estrellas, que, en ese momento, no eran los jugadores de fútbol americano de los New England Patriots ni de los Atlanta Falcons. Mezcló dos canciones patrióticas con unos versos de la ‘Jura de Lealtad’ que los niños recitan en las escuelas.

Entre líneas, sí que hubo guiños políticos. Una de esas canciones patrióticas fue «This Land Is Your Land», del cantautor de los años 40 Woody Guthrie, que se ha convertido en un himno en las protestas contra Trump. También cantó una parte de su éxito ‘Born This Way’, en la que habla de la aceptación de todo tipo de personas, con independencia de raza, origen u orientación sexual. Pero nada comparable a cuando Beyoncé Knowles utilizó un cuerpo de baile por completo de negras con un traje que recordaba a las ‘Black Panthers’.

De cada espectáculo de la Super Bowl quedan detalles para la historia, y del contenido político o la provocación del de Lady Gaga no se hablará en el futuro. Ahora se recuerda cómo Janet Jackson le enseñó un pecho a Justin Timberlake en 2004, el desastroso bailarín disfrazado de tiburón que acompañó a Kate Perry en 2015.

El gesto para la eternidad de Lady Gaga es el salto, poco agraciado, que hizo desde la cubierta del estadio al césped. Sujetada por dos cables ostentosos, se lanzó al vacío con poca convicción e hizo un par de piruetas en vuelo que hubiera sido mejor dejar para los especialistas del Circo del Sol. No importó: la cantante encadenó entre saltos, bailes y más vuelos extractos de sus grandes éxitos –«Poker Face», «Bad Romance» y «Telephone» – entre otros. La voz fue impecable a pesar de tanto movimiento, no hubo escasez de luz y purpurina, las coreografías funcionaron a la perfección y firmó una actuación espectacular y divertida. La cerró desde una escalera que ascendía hacia ningún sitio y desde la que ella volvió a saltar al vacío en busca de una pelota. Pero había red: como con el contenido político del show, Lady Gaga no arriesgó.

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