First Dates

Los peculiares gustos de un comensal de «First Dates»: «A mí me gusta que me peguen un par de bofetadas y me pongan firme»

Entre Miguel y Minerva hubo armonía desde el primer minuto y pronto pasaran a hablar de sus gustos más íntimos

Miguel contó en «First Dates» algunos de sus gustos más íntimos CUATRO

ABC PLAY

Ficha completa

First dates

  • :
First dates

Como recordaba el canal oficial de «First Dates» en Twitter antes de comenzar la gala de ayer, los solteros del programa no creen en los refranes y no tendrían ningún problema con casarse un martes . Efectivamente, muchos de los personajes que comparecen en el «restaurante del amor» parecen dispuestos a subirse al altar nada más despedirse de Sobera. Algunos lo harían incluso antes de conocer a su pareja.

Caso parecedio fue el de Amado («mi nombre lo dice todo de mi» , repitió al menos trescientas veces en su presentación), que se presentó con un poema bajo el brazo dedicado a su aún desconocida pareja. Obra de ocurrente y originalísimo título («El comienzo») cantaba en tono afectado las bonanzas del ser amado, que resultó un gaditano al que no le gustaban mucho las cursiladas . Para poco le sirvió a Amado su nombre y su poema, que recibió un fulminante rechazo de su pareja.

Más tierno fue la pareja compuesta por Isidro y Mari Carmen, de 75 y 73 años , que se atrevieron a acudir al programa buscando abandonar la soledad . A ella le preocupaba, principalmente, que su hombre tuviese carnet de conducir , y eso fue lo primero que le preguntó a Isidro: «Pues no, no conduzco». Empezó mal el asturiano, aunque luego puedo volver a encauzar las aguas, en buena medida gracias a sus peculiares piropos: «Tienes ojos de artista, la tía esta, ¿cómo se llama? Carmen Sevilla» .

Menos inocente fue la charla entre Minerva y Miguel , que en pocos minutos ya había alcanzado una temperatura de volcán en erupción. «A mi me gusta, cuando tengo confianza con mi pareja, que me pegue un par de bofetones y me diga un par de cosas bien dichas que me quede firme», soltó él de pronto. «¡Ah, lo mejor!», suspiró ella. A partir de ahí, las cosas fueron inflamándose hasta que acabaron besándose antes de responder si querían volver a tener una cita.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación