La ficción española es machista

Un estudio de la Unión de Actores desvela que tanto en cine como en televisión hay menos personajes femeninos

Cuca Escribano en los Goya Belén Díaz y De San Bernardo
Federico Marín Bellón

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La Unión de Actores y Actrices presentó ayer un informe elaborado por Aisge (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión) que no deja bien parada a nuestra ficción, por otra parte floreciente. El trabajo refleja la presencia de la mujer en la series y películas españolas estrenadas entre 2014 y 2016. La muestra solo podría ser más amplia si nuestra industria fuera más potente: se han analizado 301.912 personajes correspondientes a 16.774 largometrajes y episodios, proyectados en cine o emitidos en alguno de los 95 canales analizados.

El análisis es menos superficial de lo habitual; se ha tenido en cuenta, además del número, la relevancia y edad de los personajes , a partir de los datos proporcionados por la propia Unión, el ICAA y Kantar Media. La principal conclusión es que el cine español sigue siendo machista y, solo un poco menos, también nuestra televisión.

Como detalle poco estético a la hora de hacer público un informe de esta naturaleza, cabe destacar que lo presentaron tres hombres y una mujer, con una desproporción aún mayor que la denunciada. Iñaki Guevara, secretario general de la Unión de Actores; Abel Martín, director general de Aisge; Francisco Giménez, director de Reparto de Aisge; y Anahí Beholí, secretaria de Comunicación de la Unión, detallaron la significativa desigualdad que sufren nuestras actrices.

En resumen, los personajes femeninos no solo presentan un menor número respecto a los masculinos, sino que también son menos relevantes. En el apartado cinematográfico, los femeninos representan el 38% del total de interpretaciones. No solo eso. Las mujeres son «abiertamente minoritarias en todos y cada uno de los rangos de relevancia». Las protagonistas representan el 34% y las actrices secundarias alcanzan el 40%.

Otro dato demoledor es el maltrato a nuestras actrices en cuanto dejan de ser jóvenes. Se ha comprobado que sus oportunidades se reducen a medida que cumplen años. Las mayores de 45 lo tienen crudo, dicho llanamente, ya que logran el 24% de papeles principales . Ni siquiera las secundarias lo tienen mucho mejor: suman el 29%. Solo las menores de 35 alcanzan cierto equilibrio y estiran la cifra hasta el 42% en el caso de las protagonistas y al 49% entre los papeles de reparto.

Para la Unión de Actores, estos datos prueban que el cine español mantiene «arquetipos de personajes femeninos ligados a la juventud y la apariencia física, en contraposición con la situación de los papeles masculinos , en los que la distribución por edades resulta, por lo general, más uniforme ».

En las series la desigualdad es menos trágica , pero la televisión no se libra de la acusación de machismo . El único dato positivo es que la evolución es ligeramente favorable y las cifras tienden a igualarse, año a año.

En general, los personajes femeninos representan el 45% del total de interpretaciones en la ficción televisiva. Aquí no hay apenas diferencias entre papeles principales y secundarios (47% y 46%, respectivamente). El estudio explica que en televisión , al contrario que en los largometrajes, no abundan los protagonistas absolutos, «con intervención igual o superior al 50% de las secuencias» . Por esta razón, en las series predominan los personajes conocidos como principales, o de protagonismo compartido, así como los secundarios. En lo que no «falla» la tele es en reproducir el castigo a las actrices menos jóvenes . A partir de los 45 años su representación baja al 39%, «lo que implica que sus compañeros actores de misma edad las superan en veinte puntos porcentuales».

Las actrices menores de 35 , en cambio, incluso superan a los actores de la misma edad y representan el 54% del total . La tendencia es positiva, subraya el estudio, aunque evidencia que se mantienen los arquetipos.

Los datos también muestran con claridad que las tramas argumentales continúan relegando a las mujeres a una segunda posición, de mero apoyo al desarrollo de la acción principal, liderada casi siempre por hombres. Esta situación resulta mas evidente y preocupante en géneros como el thriller o el drama, frente a la comedia, donde las actrices sufren una discriminación menor.

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