«Sé quién eres»
«Sé quién eres» - TELECINCO

El creador de «Sé quién eres» desvela los secretos de rodaje del final de su «culebrón»

Pau Freixas habla sobre las referencias y el origen de la serie de Telecinco

MADRID Actualizado: Guardar
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«Al principio pensé “¿Qué hago? ¿Una Ana Saura que sea Blancanieves?” Pero si la conviertes en un personaje con dos caras, con un punto perverso, te da mucha cancha. La idea era ir dosificando la información para que el espectador entrase poco a poco en el juego», reflexiona Pau Freixas, creador de «Sé quién eres», en una reunión con varios medios entre los que se encontraba ABC. En el capítulo que se emitió ayer , sobre cuya desaparición gira toda la trama encabezada por Elías (Francesc Garrido) y Alicia (Blanca Portillo), y resolverán parte de este Cluedo emocional.

«Hay autoconsciencia del culebrón, pero a mí me parece divertido. La vida está llena de culebrones, aquí los apretamos más por el género. Combinado con el thriller le da un punto de equilibrio a la serie que nos permite hablar de lo que interesa: la familia, los vínculos, la soledad, la pérdida, la presión mediática», apunta el guionista -autor también de «Pulseras rojas»-, obsesionado con encontrar el punto emocional justo de cada uno de los personajes y que generasen dudas morales en el espectador.

¿No tuvo miedo de perder seguidores en ese complicado juego? «Cuando tenía esos pensamientos siempre recurría a las capas de la serie. El culebrón te fija, te vincula emocionalmente a los personajes. Y puede que se pierdan un poco, pero no creo que quieran abandonarles», plantea.

Este episodio marcó también un punto de inflexión en la producción de la serie, ya que se rodaron los diez primeros y después seis más, que se emitirán a continuación, cada lunes. «Espero que no se note el cambio de temporada, al fin y al cabo todo pasa en quince días de ficción», confiesa. «Paolo Vasile sabe muy bien leer guiones. Le conté lo que ocurría hasta el episodio diez, puso en duda algunas cosas, las hablamos y luego me preguntó cuántos capítulos necesitaba para cerrar la ficción. Se lo conté y lo compró», zanja Freixas.

Además, la cadena entendió desde el principio que había que emitir todos los capítulos seguidos. «A mí me gusta el efecto evento, me hace ilusión ver cómo especula la gente en el café del día después. En otras plataformas puedes ver todo seguido, pero no tienes esto», reconoce.

Jugar con los actores y el espectador

El espectador aún tendrá que esperar unas semanas para descubrir quién ese el asesino de Ana, pero los actores de la serie pasaron por un proceso similar. Pau Freixas quiso mantener el secreto hasta prácticamente la última toma. En parte, porque escribió el desenlace a contrarreloj. «Los plazos de entrega han sido largos, pero para mí son cortos porque soy lento. Al final me acostaba a las 4.00 y me levantaba a las 7.00 de la mañana para escribir. No guardé las páginas porque no quisiera darlas, en parte era porque me negué a acabar la serie en la que llevaba trabajando cuatro años así. Miré el plan de rodaje, vi que aún tenía unos días, paré y me regalé disfrutar escribiéndolo», recuerda.

Dentro del set de rodaje, llegó a un pacto con Francesc Garrido (Elías) para dirigirle desde la dualidad. ¿Será amnésico o no? «Él fue muy generoso con esto, hizo un acto de confianza. El último día yo lloraba por no poder seguir dirigiendo a Elías, he disfrutado mucho. Ha sido precioso y la generosidad de Francesc ha sido muy bestia. Lo hubiera hecho genial sabiéndolo, pero de esta forma me ha obligado a verbalizar todas las posibilidades», cuenta. «Aún sabiendo por donde iba, entraba en la sala de guionistas y nos obligaba a imaginarlo justo al contrario».

También metió en el juego al resto de actores, que hacían sus propias quinielas. Si alguna era muy creíble, incluso hacía que un personaje la pronunciase en voz alta. «He intentado trabajar mucho también para no perder de vista lo que creo que el espectador piensa. Por ese lado, me ayudaba también que el resto del equipo no lo supiera. Su juego especulativo estaba abierto y era bonito para las escenas que ellos mismos se mirasen interrogativamente, no se fiaban», afirma. «Y si alguien se acercaba yo cometía errores aposta para que pensaran que se me ha escapado, les hacía girar y la paranoia era imposible», bromea.

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