Aída Nízar o el morbo de dar vergüenza en televisión

Si tan bochornosa es la imagen de Aída Nízar, ¿por qué vuelve Telecinco a incorporarla? Las audiencias son sagradas, y el morbo de dar vergüenza en televisión, lo que las levanta

Madrid Actualizado: Guardar
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La hemos visto hablar sola, recibir bofetadas o tartazos y hasta sin bragas. Siempre entregada al espectáculo. Para muchos es la mujer más odiada de España; para otros, simplemente una persona que necesita atención, y la busca pretendidamente.

Se define como la «elegida de Dios», y habla de sí misma en tercera persona. Adora su vida, pero pocos la soportan a ella. Sin embargo, ha demostrado que en televisión es magnética, y su recepción, polarizada. Los espectadores votan a favor de Aída Nízar, y también en su contra. Siempre en masa.

La escatológica venganza de defecar en el suelo de la casa de «GH VIP» ha sido su última polémica. Y le ha valido la expulsión de la casa de Guadalix. De nuevo. Pero en el historial televisivo de la hija pródiga las salidas de tono se cuentan a dos manos. Sus escarceos con Mediaset, la cadena que la descubrió en 2003, lo demuestran cada vez que aparece en pantalla. La cadena apostó por su potencial, y la vetó con la misma facilidad con la que quiso incorporarla a la plantilla de unos cuantos programas. Aída sin filtros.

Boquiabierto dejó a Xavier Sardá cuando, el día en que Aída cumplía 28 años, le espetó a un hombre en silla de ruedas que se encontraba en el público y se negó a saludarla: «Dios da a cada uno lo que se merece». Fue despedida de manera fulminante del programa. Pero no ha sido la única vez que Telecinco ha prescindido de la televisiva. Para volver a rescatarla. Una relación tan tóxica como precisa, de mutua necesidad, de nuevo por el espectáculo.

Sus salidas de tono han llegado a provocar conflictos internacionales: con el embajador de México, con China, que llegó a acusarla de «farsante»... Pero, por muy rentable que sea para levantar audiencias o generar las disputas de las que se nutre la cadena, incluso para Aída Nízar hay límites.

Durante su paso por «Supervivientes 2011», conocedora del accidente sufrido por Ortega Cano, puso a prueba a Rosa Benito, a la que sometió a un interrogatorio sobre su cuñado: «Si Ortega Cano se muere… ¿dónde le gustaría ser enterrado?». La excolaboradora de Sálvame, ajena a lo que ocurría fuera de la isla, contestaba a las preguntas de la gran hermana. Pocas veces se ha visto a Jorge Javier Vázquez tan fuera de sí como cuando apercibió a Aída Nízar. Indignados con la actitud de la por entonces concursante, decidieron amonestarla en público, donde más le duele, humillándola. «Si tienes un poco de dignidad, si todavía te queda algo, estate callada. Esta conversación ha sido vista por todos los responsables de este programa y nunca se había producida esa unanimidad al ver unas imágenes. La palabra es asco, bochorno, vergüenza, consternación… ¿Cómo se puede ser tan mala persona?, ¿Cómo se puede jugar con los sentimientos de esas familias?».

Lejos de amilanarse ante la regañina, Aída Nízar, soberbia, no se quedó callada. Ni por la televisión ni por el espectáculo estaba dispuesta a permitirle al rostro más explotado de Telecinco que la llamase «mala persona». Y la respuesta estuvo a la altura de su indignación: «Hubiera empleado otro termino que empieza por ‘h’ y termina por p***… ¿Tú te crees que es digno hablarle a Rosa de dónde le gustaría ser enterrado Ortega Cano? ¡No voy a seguir hablando con una enferma!».

Tras el veto de Mediaset, la cadena volvía a rescatar a Aída Nízar para concursar en «GH VIP». Fumata blanca. Y su paso por el programa no ha defraudado a los que esperaban, al acecho, las polémicas de la mediática: gritos, «líos de faldas», babas en vasos a modo de venganza y demás bromas pesadas. Si tan bochornosa es la imagen de Aída Nízar, ¿por qué vuelve Telecinco a incorporarla? Las audiencias son sagradas, y el morbo de dar vergüenza en televisión, lo que las levanta.

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