Guerra Civil española

Los cañones hacia su persona

David Simon, creador de The Wire, tiene el atrevimiento de hacer una serie sobre la Guerra Civil

A la derecha el veterano Dave Smith, de la Brigada Lincoln en Jarama
Rosa Belmonte

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David Simon, que va a hacer una miniserie sobre la Brigada Lincoln, no sabe nada de guerracivilismo, una palabra y una cosa muy nuestra que a veces tenemos a bien exportar. Bienvenido a España. El guerracivilismo es para nosotros como el handbagging para Margaret Thatcher. Significa, referido a una mujer, lanzar un fiero ataque verbal. Referido a la política británica, la forma de tratar con la gente que le disgustaba. Michael Dobbs, que había sido su jefe de gabinete, sufrió en 1987 cómo le atizaba «con su metafórico bolso una y otra vez». Luego escribió House of Cards.

Se anuncia en Variety la serie del creador de The Wire con Mediapro (con Roures). Consecuencia: los cañones hacia su persona. Se anuncia que se tratarán temas como la «lucha de los españoles contra el fascismo» y «el mal uso del capitalismo como baluarte del totalitarismo» (?). No es más que lo que el propio Simon dice de A Dry Run, el nombre de la serie. También habla de «holocausto». Y el tío va y contesta la andanada de gente que, por ejemplo, le dice que como no es español no puede hacer una serie sobre la Guerra Civil. ¿Y por qué a Ken Loach le dejan hacer películas? A Simon lo de la nacionalidad le da igual. «Tienes que intentar conseguir una buena historia e intentar no dar asco. Estas son las únicas reglas que me importan».

También pide a los que critican a Roures como una de las fuentes de financiación que paguen ellos. Y como siempre ha sostenido que si a todo el mundo le gusta tu serie es que has hecho algo mal, todo arreglado. Sobre The Wire, tan aclamada como poco vista, Simon dice que la mayoría de americanos no están interesados en ver series de televisión donde los principales personajes son pobres. Pero mira el éxito de Roseanne, donde no sólo son pobres, también hay algo parecido al guerracivilismo. Roseanne Barr quiso que ya que la mitad de los americanos habían votado a Trump eso se reflejara en la serie. Lo explicaba en una entrevista con María Estévez: «Es algo que necesitaba ser discutido en la televisión. La polarización en las familias existe ahora mismo en EE.UU., hay gente que se odia en ambos bandos y mi idea era mostrar lo que está ocurriendo. Lo hemos pensado mucho». Que no sólo en España andamos a la greña.

Un poco puede, pero nosotros tampoco queremos ver ficciones donde los principales personajes sean pobres. Y mucho menos sobre la Guerra Civil, porque nos tememos lo peor. Y lo peor, de momento, es que ya estamos otra vez hablando de la Guerra Civil. Ayer Esperanza Aguirre, en una de esas inútiles comisiones de investigación en el Congreso que sirven para que Rufián toque los platillos (sólo le falta el chaleco y el fez en la cabeza), dijo a Alberto Garzón que no había leído su libro Por qué soy comunista. Quería oponerle Paracuellos de Julius Ruiz, que sería un asesor estupendo para David Simon. No olvidemos que, además de Paracuellos y de El terror rojo, también escribió La justicia de Franco. Tiene mandobles para los dos bandos. Si todo el mundo se pone a dar consejos a David Simon, yo también. Luego ya sigo con Martin Scorsese y con Stephen King. Oye, que David Meca ha sido coach motivacional (con perdón) en la convención del PP. La cosa empezó con un discurso de Cospedal y siguió con el nadador y una charla titulada «Nadar hacia la orilla del éxito». No sé, prefiero que Cospedal me hable subida a un tanque. Mejor habría sido reproducir el de J.K. Rowling en Harvard en 2008 (acaba de editarlo Salamandra con el título Vivir bien la vida). Era sobre el fracaso.

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