Gala Oscar 2018

La Academia pide romper el luto del #MeToo en los Oscar

«Queremos que la gala sea lo más entretenida posible: reverencial y respetuosa, pero también divertida y emotiva», ha defendido una de las productoras de la ceremonio

John Savage y Blanca Blanco, de los primeros en llegar a la Alfombra roja EFE
Lucía M. Cabanelas

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Los Oscar cumplen 90 años este domingo y, al contrario que en la vida, se modernizan a medida que crecen. Si la estatuilla a « Moonlight » en 2017 intentaba corregir la ausencia de personas de color entre los nominados, tras los escándalos sexuales que han sacudido la industria se hará lo propio con las mujeres, dando espacio a movimientos como el Me Too o el Time’s Up, que ya colonizaron las ceremonias de los Globos de Oro o los Bafta.

Si el año pasado los Oscar dejaron de ser «tan blancos» (#OscarsSoWhite), esta edición la Academia ha demostrado su compromiso expulsando al productor Harvey Weinstein de su organización, la segunda vez que ocurre en toda su historia. Una decisión con la que tomaron partido, dando por finalizada «la era de la ignorancia deliberada y la complicidad vergonzosa en los comportamientos sexuales de depredadores» en la industria.

Más que un reconocimiento simbólico, los premios de la Academia de Hollywood se han convertido en un espejo de la sociedad americana, y como tal se harán eco del clamor social que ha resquebrajado la clandestinidad y complicidad en la meca del cine. Ya sea vistiendo de luto como en su antesala o luciendo un pin a favor de la causa en la solapa. Quizás incluso el presentador, Jimmy Kimmel, se olvide de Donald Trump y se atreva a bromear al respecto. «Queremos que sea lo más entretenida posible: reverencial y respetuosa, pero también divertida y emotiva», explicó en The New York Times Jennifer Todd, una de las productoras de los Oscar, sobre cómo combinar los mensajes reivindicativos con el espectáculo del cine.

Y aunque todavía no se ha concretado nada sobre las acciones colectivas que se realizarán en la gala y la presencia en los premios de las mujeres sigue siendo exigua, las nominaciones ya fueron toda una declaración de intenciones, rompiendo la maldición de las directoras femeninas en la categoría de mejor fotografía, donde por primera vez en la historia aspira al galardón una mujer, Rachel Morrison, por su trabajo en «Mudbound».

Tampoco hizo falta salir al paso de una de las mayores polémicas del año pasado, cuando se premió a Casey Affleck con el Oscar al mejor actor protagonista. La cara de Brie Larson lo dijo todo. Y el potente eco de estos movimientos feministas hizo el resto. El propio intérprete renunció a presentar, como es tradición, el premio a la mejor actriz, tras las protestas que recordaban que estuvo involucrado en un caso de acoso sexual.

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