El equipo de «Paquita Salas», de fiesta en su mesa para celebrando el premio a mejor serie de comedia
El equipo de «Paquita Salas», de fiesta en su mesa para celebrando el premio a mejor serie de comedia

Premios Feroz: Dos escenas y un cambio de plano

Los premios que otorgan los informadores cinematográficos confirmaron que «Tarde para la ira» es la favorita del año y que «Paquita Salas» ha cambiado la forma en la que entendemos la ficción televisiva

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«Los premios Feroz querían ser los Globos de Oro a la española: querían premiar cosas diferentes. Cuatro ediciones después ya han nominado lo mismo que los Goya». Antonio de la Torre, exquisito e irónico maestro de ceremonias en la gala celebrada anoche en el Palecete de los Duques de Pastrana, acertó en el tópico y erró en lo evidente.

El tópico es que todo el mundo valora la gala de los Feroz como antesala de los Goya. Es el objetivo natural de cualquier premio que se coloca días antes del principal galardón cinematográfico de un país. Y en esas, ayer se vivía una escena que ya había sucedido en los Forqué y que puede volver a repetirse el 4 de febrero: Raúl Arévalo y todo el equipo de «Tarde para la ira» celebran que son la mejor película española del año.

Paquita Salas ganó al Ministerio del Tiempo en todas las categorías en las que se enfrentaron

Lo evidente es que la tele ha cambiado. Ayer se valoraba, junto con el cine, el estado de la ficción televisiva en nuestro país. El resultado es que una webserie es lo mejor que se ha producido en España para la pequeña pantalla –y tan pequeña, si se suma móvil y tabletas. Paquita Salas arrasó al Ministerio del Tiempo en todas las categorías en las que se enfrentaban. En eso sí que los Feroz han querido premiar cosas diferentes y han sido pioneros porque, además, han seguido la estela que marcan los seguidores: allí donde van Brays Efe y compañía son los más reclamados por los fans.

El cambio de plano se palpaba entre los invitados a la ceremonia: el equipo de Paquita Salas actuó como regidores improvisados para levantar aplausos, gritos de apoyo y bromas. Su mesa, al lado del escenario, fue la fiesta invisible detrás de las cámaras. Una alegría que se contagió a los telespectadores cuando todos subieron al escenario a recoger el premio a mejor serie de comedia.

Algo parecido, pero más comedido, sucedió con los nominados de «Tarde para la ira»: cada vez que salía su nombre en pantalla arrancaban los gritos de júbilo. Una lucha por hacer ruido que al principio de la gala intentó mantener el grupo de «Un monstruo viene a verme», de J.A. Bayona. Sin éxito. Cada categoría perdida era un grito menos para la siguiente oportunidad. Así hasta que se fueron de vacío a casa. Pero al menos ellos intentaron animar la noche. La mesa de «Julieta», presidida por Emma Suárez y Adriana Ugarte, estuvo correcta sin estridencias, quizá eclipsada por los de Paquita Salas, de los que apenas separaban unos centímetros. «Julieta», al igual que «Un monstruo viene a verme», se fue de vacío: Emma Suárez, la gran favorita, no sedujo a los informadores cinematográficos. Eso sí, la genial actriz de la película de Almodóvar se llevó el cariño de Bárbara Lennie, la ganadora, que no se podía creer haber ganado ante su «maestra».

Algo de tensión para animar

Diego San José, José Antonio Pérez Ledo y Borja Echevarría escribieron un guión sobre el mundo del cine y la prensa crítico, duro en ocasiones; pero muy divertido (quizá sólo sobró la referencia a Juanma Bajo Ulloa, por eso de criticar a un compañero que no está presente).

Un tono que supo interpretar magistralmente Antonio de la Torre (que se quitó la «cara de thriller» para la ceremonia) y que los invitados que entregaban premio supieron continuar. Hasta que se vivió uno de esos momentos que, porque cogen al público a contrapié, hacen gracia por el patetismo de la situación: Eva Hache salió al escenario a entregar el premio especial que se da a aquella cinta poco vista pero que tiene calidad para los críticos. La humorista hizo un monólogo sobre que la película premiada no la había visto nadie. Para «reírse» del ganador, se puso de ejemplo: la serie que había protagonizado ella tampoco ha sido popular. Era una autocrítica que todos entendieron como algo gracioso. Hasta que salió el premiado. Albert Serra, director de «La muerte de Luis XIV» subió al escenario desganado y, levantando el premio dijo: «Al menos los que han votado saben que se lo han dado a una cosa seria». Y se fue. Sin más. Silencio tenso en la sala y alguna risa. Una muestra de ferocidad entre tanta ironía.

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