La maldición de Scorsese, el genio incómodo de Hollywood

El desprecio que los premios más mediáticos (tanto Globos de Oro como Oscar) muestran por Scorsese contrasta con el trato a otros movie brats de su generación como Steven Spielberg o Francis Ford Coppola

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los Globos de Oro pueden parecer conservadores, en su afán de predecir lo que ocurrirá en los Oscar, como si ser la antesala de los premios de la Academia les permitiese mantener cierta importancia en tiempos en los que las críticas suelen eclipsar cualquier reconocimiento. Y méritos no les faltan: en casi todo premian como ellos, aunque su gala de entrega se celebra antes.

Pero se este año, una de las pocas novedades de las nominaciones de los galardones de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood la ha pagado Martin Scorsese. Una sorpresa notable, si hacemos caso a las críticas que llegan de su película «Silencio», y que algunos expertos ya han podido ver, deslizando sus opiniones.

Pero el empeño del director de Queens, que llevaba años rumiando este drama jesuita —se dice que el guión está escrito desde 1996—, ha caído en saco roto para los Globos de Oro.

«Silencio» era una de las fijas en casi cualquier quiniela que se precie para estos premios y sin embargo no ha recibido ni una sola mención. Ni siquiera a sus actores, aun cuando la candidatura que parecía garantizar la presencia de Andrew Garfield era la del filme de Scorsese, no la de su Desmond Doss en la de Mel Gibson («Hasta el último hombre»).

Ausencias notables que, en todo caso, no deberían extrañar a nadie, pues si algo acumulan los premios más importantes son deudas históricas. Y los Globos de Oro, queriendo emular a los Oscar, no iban a ser menos.

Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock, Robert Altman, Charles Chaplin, Howard Hawks, John Cassavetes, Sidney Lumet. Ninguno de estos míticos realizadores consiguió un Oscar (sin contar los honoríficos y reconocimientos del estilo que más que premiar sirven para conciliar la culpa). Al menos a Scorsese le reconocieron su contribución con una estatuilla en «Infiltrados», tras siete menciones (tanto en director como guión y película) en las que se fue de la ceremonia con los bolsillos vacíos.

No fue el único ni el caso más flagrante. Si las deudas de los premios se acumulan en sus vitrinas, también lo hacen sus intentos por resarcirse. Como sucedió con Paul Newman, que se quedó sin Oscar por «El buscavidas» y aguardó durante siete candidaturas por una estatuilla que le llegó en forma de premio honorífico hasta que, por fin, un año después le concedieron el Oscar a Mejor Actor por «El color del dinero». Pero también con Al Pacino, que acumuló siete nominaciones, incluyendo dos por «El padrino», hasta que se lo llevó por «Esencia de mujer» dos décadas más tarde.

Un movie brat «despreciado»

El desprecio que los premios más mediáticos (tanto Globos de Oro como Oscar) muestran por Scorsesecontrasta con el trato a otros movie brats como Steven Spielberg o Francis Ford Coppola.

El primero, sin duda el más comercial del trío, ha estado nominado a la estatuilla en 17 ocasiones y 20 a los Globos de Oro. En consecuencia, fue premiado con cuatro estatuillas doradas y siete galardones de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood.

Coppola, por su parte, consiguió menos candidaturas a los Oscar que su compañero (13), pero más a los Globos de Oro. ¿Sus premios? Seis y cinco, respectivamente. Nada mal la proporción.

¿Y Scorsese? Aquí sí han sido paritarios los premios, empeñados como parecen en mirarse en el espejo del otro. 11 nominaciones a cada uno de los premios, pero tan solo el Oscar citado anteriormente (no por «Toro salvaje», ni siquiera por «Taxi driver») y tres de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood. Y este año no sumará ningún Globo. Habrá que esperar si sucede lo mismo con los premios de la Academia.

Ver los comentarios