«La bailarina» (**): El peso de las alas
El punto más picante de este biopic es el retrato que ofrece de Isadora Duncan, una joven que llega a su exquisita compañía de baile con los humos de Eva Harrington, e igual de propensa «al desnudo»
Actualizado: GuardarIntenso retrato sentimental y artístico de Loïe Fuller, que revolucionó el baile y su visualidad en el París de principios del siglo XX, no tanto por su técnica en la danza como por sus creaciones de luz, color y movimiento mediante tejidos flotantes y vuelos que hipnotizaban la platea.
La directora Stéphanie Di Giusto aborda la figura de Loïe Fuller de principio a fin, desde sus orígenes en el embarrado oeste americano hasta su propia descomposición en el variable y caprichoso ambiente de los salones parisinos, y muy empeñada en poner énfasis en su personalidad y su natural vanguardismo, tanto en lo artístico como en lo sentimental, pues vivió su lesbianismo con absoluta entrega e indiscreción, aunque la película «le inventa» una relación con el noble Louis Dorsay, que solapa en parte al personaje de su colaboradora y amante Gab…
Pero el punto más destacable y picante de este biopic es el retrato que ofrece de Isadora Duncan, una joven que llega a su exquisita compañía de baile con los humos de Eva Harrington, e igual de propensa «al desnudo».
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