Crítica de «Bailando la vida»: El invierno de nuestro contento

La comedia, con una fabulosa Joanna Lumley que sale poco, es un tópico en sí misma

Antonio Weinrichter

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El teatral título viene de que esta es una película con actores mayores capaces de dominar cualquier escenario ; hay una excepción, la absolutamente fabulosa Joanna Lumley , pero sale poco quizá para no eclipsar a sus colegas de reparto. Están en el invierno de sus vidas, sin duda, pero eso no les debería impedir echar una cana (literalmente, en este caso) al aire. Y de eso se trata. Una mujer rica pero malcasada descubre los placeres de la vida sencilla cuando pilla a su marido en fraganti y decide volver con su descastada hermana, una anciana porrera y promiscua que parece tener la misma fecha de caducidad que Mick Jagger.

La chispa del renacimiento de la mujer infeliz se prende como en la última de Fernando Colomo, en una academia de baile de baja cimbreabilidad. Más que para deslumbrar en plan Ginger y Fred (los de verdad, no los viejos de Fellini que son a quienes se parecen) sus bailecitos deberían conformarse con ser una terapia de estiramiento pero, licencia poética, les sirven para ganar una plaza en un concurso en Roma. La ciudad eterna se trata con todos los tópicos con que Hollywood retrata París…. En realidad toda la película es un tópico ambulante pensado para ese público de cierta edad que aún sigue poblando las salas de cine. Sólo por eso es quizás un proyecto loable, aunque sea una pena ver tanto actorazo desperdiciado insuflando vida a personajes esquemáticos.

Ficha completa

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación