Los templos del juguete en Madrid: clásicos que nunca pasan de moda

Madrid alberga comercios que apuestan por un tipo diferente de juegos que mezclan la imaginación y el aprendizaje

Don Juego, en la calle Alcalá BELÉN DÍAZ
Adrián Delgado

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La distancia, entre el juguete y el niño, frente al escaparate fomenta la impaciencia antes de que llegue Papá Noel o los Reyes Magos , pero también hace volar la imaginación. En Madrid es difícil ver aún rostros infantiles pegados a otro cristal que no sea el de las pantallas. Sin embargo, hay un pequeño reducto de comerciantes nostálgicos que mantienen vivo el juguete tradicional . «Aquel que no hace nada extraordinario, nada que no quiera que haga el niño en su mente», resume Conchi García , encargada de la Tienda Así (Arenal, 20 y Príncipe de Vergara, 12) la casa de muñecas histórica de la capital. Una de las supervivientes, desde su fundación en 1942, y en la que se apuesta por el peluche –con uno de los catálogos más extensos de España–, los juguetes mecánicos y muñecos y complementos de todo tipo que se convierten en joyas que pasan de padres a hijos, de generación en generación.

Tienda Así MAYA BALANYÀ

Otra de las características que hacen de este tipo de regalo un acierto: son completamente atemporales. «Tenemos a abuelas que vienen con sus nietas para buscar complementos a la misma muñeca que le regalaron hace más de medio siglo. Se lavan, recomponen y actualizan pero siguen siendo muñecas», explica. Para no caer en la monotonía, esta empresa familiar a cuyo frente se encuentra Ángela Simón, diseña y comercializa dos colecciones –primavera-verano y otoño-invierno– de ropa y complementos para sus muñecos. Algunos como el famoso «Bomboncín» o la «Pepa» cuentan con vestidores propios de estrellas de cine. Joyas artesanas que, sin embargo, no superan los precios que alcanzan otros juguetes fabricados en serie. «Tenemos muñecas desde 18 euros», explican desde la tienda.

Los prejuicios sobre el precio que alcanzan este tipo de juegos hace que muchos descarten tener una primera toma de contacto con estos comercios alternativos. Son los coleccionistas, amantes de este tipo de juegos, los que convierten estas tiendas en sus particulares templos. De hecho, muchas de ellas nacen como consecuencia del hobbie de sus propietarios. Es el caso de Don Juego (Alcalá, 113), un negocio regentado por dos amigos que decidieron convertir su afición en un oficio hace 25 años. «Somos un sector minoritario», reconoce detrás del mostrador de su tienda Fernando Monje . Su escaparate acapara todas las miradas, sobre todo de los adultos nostálgicos de este tipo de entretenimiento. Su especialidad son los juegos de mesa y los puzzles, con más de 1.700 referencias a la venta (tanto de forma física como online). «Aquí no hay nada que lleve pilas», presume. Entre sus enorme variedad de puzzles, destaca uno de 44.000 piezas. «La enorme ventaja es que probamos todos los juegos que vendemos. Estamos muy pendientes de las novedades en mercados como el japonés o el estadounidense», asegura. Algo que les permite no sólo vender sino asesorar y enseñar a jugar a sus clientes. Esta Navidad el producto estrella está siendo «Incómodos invitados», un juego de cartas, misterio y deducción creado en España.

Los juegos de mesa han vivido su particular renacimiento BELÉN DÍAZ

Comparte la misma filosofía de la empresa familiar «J de Juegos» (Menorca, 36, en Madrid y Camilo José Cela, 16, en Alcobendas), otro de los negocios volcados en hacer del juego una forma de sentar a la mesa a familias enteras y amigos. En sus dos espacios ofrecen formatos de entretenimiento que «fomentan la interacción entre las personas, la comunicación y la diversión sana». «Puzzles y rompecabezas para mantener la mente despierta. Juegos de estrategia que recrean mundos alternativos. Juegos infantiles para aprender divirtiéndose. Piezas de otras culturas...», destacan desde esta casa fundada en 2001. Una de sus áreas de especialización son los rompecabezas y los desafíos de ingenio.

Modelismo y maquetas

José María Sánchez, en su tienda Macchinine de Barquillo MAYA BALANYÀ

La afición por las maquetas y el modelismo a escala empieza a muy corta edad pero «no suele desvanecerse con los años». Esa ilusión es la que mantiene José María Sánchez, propietario de uno de los paraísos del coleccionismo: Macchinine (Barquillo, 7). Esta tienda, abierta en 2004, está especializada en coches en miniatura y de Scalextric, y en ella se repara, compra y venden piezas desde los 2 euros hasta los 20.000 euros. «Es muy típico que los clientes vengan buscando los coches que han tenido en su familia. Los podemos pintar y hasta ponerles la matrícula original», explica.

La familia Matey, propietaria del Bazar Matey MAYA BALANYÀ

La pasión, pero por los trenes, es la que lleva desde hace más de medio siglo a los amantes del modelismo ferroviario hasta el Bazar Matey (Santísima Trinidad, 1). Un negocio familiar. Clientes fieles que vienen cada año a ampliar sus colecciones desde México, Brasil o Puerto Rico. Su dueño, Fernando Matey, acude junto a su hija Lorena cada año a ver las últimas novedades de la feria internacional del juguete de Núremberg.

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