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Antonio Gómez Rufo, posa con su novela en la escalinata de la Biblioteca Nacional - ISABEL PERMUY
Día del Libro

Los rincones favoritos de la capital del autor de la novela «Madrid»

ABC acompaña a Antonio Gómez Rufo por la ciudad a la que dedica su última obra. «Era imprescindible que alguien escribiera una novela sobre Madrid», asegura

MADRID Actualizado: Guardar
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«No son horas...», apunta Antonio Gómez Rufo al otro lado de una de las mesas del Café Gijón. Ronda el mediodía y el autor de «Madrid. La novela» (Ediciones B) espera a ABC en este mítico y literario espacio de la capital. «Ahora es cuando un escritor duerme tras una noche entera creando», bromea sonriendo. El paseo acordado por la ciudad comienza por ser «de salón» en un templo de la tertulia que siente como un «segundo hogar». Allí, tras dos cafés y un refresco -también con cafeína-, arranca la aventura de desgranar una urbe «caótica» a la que, aunque no lo verbalice, ama y defiende sin sentimiento de pertenencia.

«Madrid es de todos y no es de nadie.

Es de nadie porque es de todos: de los que han nacido en Madrid, que son muy pocos, y de la inmensa mayoría que a lo largo de los siglos ha ido viniendo a esta ciudad. A construirla, a hacerla crecer y a ser lo que es hoy. Madrid es una ciudad que abraza y que atrapa porque los madrileños no sienten ningún tipo de nacionalismo privativo», explica.

Gómez Rufo ha pisado mucho las aceras, pero no durante los últimos años. «Madrid» -no la ciudad, sino su novela- ha consumido su tiempo entre más de cinco siglos de documentación. Datos, anécdotas y curiosidades para hilar en la historia las tres apasionantes sagas familiares que protagonizan su libro desde el traslado de la Corte a Madrid con Felipe II hasta los atentados del 11-M. «Era imprescindible que alguien escribiera una novela sobre Madrid», comenta.

«Madrid es una ciudad que abraza y que atrapa porque los madrileños no sienten ningún tipo de nacionalismo privativo»

Ya con los pies sobre el asfalto, sugiere cruzar el paseo de Recoletos hacia la Biblioteca Nacional. Es uno de los rincones favoritos del escritor. «Desconocido para muchos madrileños a pesar de su importancia», dice revelando que en sus sueños entra la quimera de ser «algún día» su director. «También me gustaría ser guarda del Retiro», dice entre risas. Desde la escalinata, entre San Isidoro y Alfonso El Sabio, señala los horizontes de «su ciudad». «Allí está lo que yo defino como el “no Madrid”, que es Azca».

Desde la sede de todos los libros lleva sus pasos hasta el «corazón»: Sol. Por el camino, sin nostalgia, habla de la capital de su juventud, la de la «Movida», la que «nunca descansaba». «Pasó del blanco y negro al color haciendo importantes a sus vecinos. Lo mejor de Madrid siempre han sido los madrileños», presume. Ellos son los protagonistas de su novela y de esta urbe cosmopolita que, según él, siempre ha soñado con ser «provinciana».

Una «víctima» del poder

Antonio Gómez Rufo en el Café Gijón, su «segundo hogar»
Antonio Gómez Rufo en el Café Gijón, su «segundo hogar» - ISABEL PERMUY

«Gran Vía, Callao, Plaza de España. Las calles Príncipe o Prado. La Plaza Mayor o la de la Villa. Y, cómo no, El Retiro», enumera alguno de sus rincones del Madrid «más auténtico». Como hicieron una mañana de 1565 los jóvenes personajes de su novela -Juan Posada, Alonso Vázquez y Guzmán de Tarazona- atraviesa Sol. «Si no hubiera sido Corte, nunca habría dejado de ser un poblachón manchego», opina mientras mira hacia la Real Casa de Correos. «Madrid siempre ha sido víctima de su propio poder y eso ha distorsionado la imagen que muchos tienen de ella», dice. En la plaza de Santa Ana se despide de ABC y concluye: «Pero si no hubiera sido capital, seguiría siendo esa ciudad en la que todo el que pasa en ella tres meses tiene la tentación de convertirse en madrileño».

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