Cardo máximo

Viaje al pasado

Si no hay viajeros del futuro cámara en ristre pululando por las salas de los museos es porque están cerradas

El parque permanece clausurado desde el pasado 28 de febrero M.J.OLMEDO
Javier Rubio

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AHORA que ha muerto Stephen Hawking, al que los medios insisten en presentar como «famoso físico» como si todo su mérito hubiera consistido en ser reconocido por el gran público, echaremos mano de su famosa explicación de los inexistentes enjambres de turistas del futuro como refutación de los viajes al pasado para aplicarla a los museos sevillanos: si no hay viajeros del futuro cámara en ristre pululando por sus salas es porque están cerradas. Y eso sí que es un viaje al pasado que ni el propio Hawking -ni su colega Roger Penrose, del que casi todo el mundo se olvida- hubiera podido negar.

Con los museos de la Plaza de América cerrados durante ¡dos semanas seguidas! y una convocatoria de huelga planeando sobre el de Bellas Artes, resulta muy escabroso plantearse si hay alguien en esta bendita tierra al que le importa una higa el arte y la cultura más allá de las declaraciones altisonantes y las palabras huecas con que hinchan su discurso los políticos. O si por el contrario existe una conjura secreta para desanimar al turista desde que llega a Sevilla soportando la inhumana cola del taxi en el aeropuerto, pasando por la incertidumbre de si entrará en el Alcázar o los tesoros vedados porque los museos no abren o hacen huelga. ¡Y nadie se inmuta!

Los trabajadores del Museo de Bellas Artes han convocado huelga para el Jueves y el Viernes santos en protesta por un quítame allá esas pajas del calendario laboral y otras minucias que se gasta el funcionariado. Ni entro ni salgo en las razones reivindicativas del personal -aunque me reservo la opinión-, pero mi principal objeción tiene que ver con las fechas elegidas. Por descontado que están en su derecho y les asiste el Estatuto de los Trabajadores y lo que haga falta, pero elegir los dos días festivos con más turistas del año en Sevilla para clausurar el museo e impedir la visita a la exposición de Murillo revela el poco aprecio que los empleados tienen por su trabajo «cultural». Como lo pienso, lo digo. ¿A quién creen que perjudican en realidad: a la Junta de Andalucía, al consejero, a la directora de la pinacoteca o al arte de la ciudad al que consagran sus ocho horas de jornada laboral diaria?

El Arqueológico y el de Artes y Costumbres Populares llevan cerrados medio mes con su plantilla acudiendo al trabajo cada día como si tal cosa pero sin visitantes a los que atender. La Consejería de Cultura se escuda en que el Parque de María Luisa está cerrado y el Ayuntamiento se parapeta en que no es seguro andar bajo los árboles que el mismo Ayuntamiento no ha podado ni cuidado a tiempo.

Los visitantes no podrán admirar el Trajano divinizado, pero a cambio podrán experimentar un inolvidable viaje al pasado, al tiempo en que nadie le echaba cuenta a los museos, abiertos, cerrados o en huelga. ¡Qué más da!

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