TRAMPANTOJOS

Queridísimos historiadores

La denuncia por presunto plagio a Núñez Roldán en «La peste» desvela el saqueo que sufren los historiadores

Un fotograma de la serie «La peste» ABC
Eva Díaz Pérez

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Me ha sorprendido el malestar del historiador Francisco Núñez Roldán sobre el presunto plagio o quizás abuso sufrido por parte de los autores de la serie «La peste», dirigida por Alberto Rodríguez y con guión de Rafael Cobos. Parece que el profesor colaboró asesorando en los mil y exquisitos matices históricos que fundamentan el mayor valor de la serie. Porque, más allá del thriller y de los enredos argumentales, lo que me parece memorable es la reconstrucción de una época y una ciudad que ha sido poco explotada en el cine y en otras artes. Afirma Núñez Roldán que una frase de su libro «Vida cotidiana en la Sevilla del Siglo de Oro» aparece saqueada en la serie y, además, utilizada en la promoción espectacular realizada por Movistar. Por esa razón el historiador ha levantado la voz al ver la apropiación de una frase de su creación en la serie sin que hubiera llegado a un acuerdo más que el de una buena intención verbal. Comprendo su disgusto al comprobar el despliegue comercial y millonario en el que parte de su trabajo ni siquiera sale mencionado, como tantos invisibles que desaparecen en los procesos colectivos de la creación.

Seguramente todo quedará en nada, porque Núñez Roldán es un hombre sencillo, discreto y que se caracteriza por la bonhomía, pero los millonarios productores de la serie se han asustado ante la posibilidad de que «La peste», ejemplo de rigurosidad y buen hacer, quedase tocada por una sospecha de plagio. Es probable que Núñez Roldán participe en la segunda temporada y todo quede resuelto amigablemente, pero asombra que los creadores no incluyeran en los créditos a uno de los muchos investigadores gracias a los cuales es posible «La peste».

Porque si esta recreación histórica tiene éxito, además de por la factura artística y técnica, será porque desde hace mucho tiempo hay esforzados historiadores que se han dejado la vista y la vida en los archivos para trasladarnos esa Sevilla del pasado. Yo, que también he novelado esa fabulosa Nueva Roma y Babilonia en dos novelas, sé de lo que hablo. Y quiero aprovechar esta anécdota para agradecer a estos eruditos su silencioso y discreto trabajo de tantos años.

Es cierto que una cosa es investigar y extraer datos y conclusiones y otra muy distinta dar aire artístico a una época. Se han escrito muchos ensayos sobre la España del XIX pero probablemente nadie lo ha contado mejor que Galdós. Pero qué duda cabe que ellos nos rescatan la intrahistoria, el detalle que luego convertimos en carne de novela o de película. Así que seamos justos con ellos. Gracias, queridísimos historiadores.

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