LA ALBERCA

Presupuestos del PP

Muchos populares de Sevilla están presuponiendo cosas que pueden ocurrir... o no

Beltrán Pérez, en la convención de distritos del PP RAÚL DOBLADO
Alberto García Reyes

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El presupuesto alternativo de Beltrán Pérez en el Ayuntamiento de Sevilla ha sido su jugada más hábil hasta ahora. Pero sólo le duró 24 horas. Espadas le contraprogramó con una respuesta que el aspirante a candidato —magnífica redundancia— no esperaba. Le aceptó el rentoy. Y le generó dos contratiempos: la sorpresa y la obligación de improvisar, que es donde se miden los buenos políticos. Espadas ha acreditado su astucia en este asunto y Pérez ha obtenido rédito mediático, aunque haya sido a costa de utilizar pretextos insostenibles para no salirse de su carril. Pero la política está cada vez más lejos de la gente. Algunos líderes públicos creen que el toma y daca dialéctico que se traen entre manos es analizado por los ciudadanos al detalle. Ignoran que no es así, por suerte para sus intereses. Porque si el personal estuviera pendiente de estas batallitas, los políticos tendrían menos futuro que un charco en agosto. Esos rifirrafes no llegan ni al quiosco de la Plaza Nueva. Si se le pregunta al bedel de la puerta del Ayuntamiento, no tiene ni idea de qué va el asunto. Pasa olímpicamente. Porque todas las cosas que se dicen de un despacho hacia el contrario son un cúmulo de ocurrencias hueras que probablemente aplaudirán los asesores en nómina, contratados fundamentalmente para el noble ejercicio del peloteo. Por eso cansan tanto: porque nos tratan por tontos.

Los sevillanos queremos un presupuesto para que la ciudad funcione como debe. Nos importan un bledo las ofertas y las contraofertas políticas para firmar el acuerdo, sobre todo si los razonamientos que se hacen para alargar el proceso pesan menos que el aire. Sobra el politiqueo. Pero todos los partidos llevan tiempo mirando más hacia dentro que hacia fuera. Todo se hace en clave electoral, sin pensar en los intereses generales. En el caso del PP de Sevilla, el presupuesto alternativo ha sido un trabajo de chinos, pero la gestión de esta propuesta no parece verosímil porque da la impresión de que cada vez que el alcalde dice sí, Beltrán Pérez corre despavorido hacia el no. Cuando el PSOE pone el polo positivo, el PP le da la vuelta a su imán para repeler la caricia. Y viceversa. Cualquier otra cosa es un paripé. Pura fachada. Hipocresía en lata.

En el fondo, todos los presupuestos políticos son frágiles. Muchos presuponen, por ejemplo, que Pérez será el candidato a la Alcaldía por el PP y es posible que así sea. O no. Este es el verdadero problema de fondo. Los sevillanos pagamos la inestabilidad interna del partido que más votos recibió en las últimas elecciones porque lleva dos años grogui y sin aclarar su futuro, por lo que no puede tomar decisiones firmes en el Ayuntamiento. Rajoy pasó el sábado por Sevilla como un relámpago y lo dejó todo tal como estaba. O peor. Porque muchos esperaban que su visita resolviera el enigma y Beltrán Pérez, tras los arduos esfuerzos de Javier Arenas por conseguirlo, saliera investido. Pero eso no ocurrió, lo que quiere decir que la cosa no está tan clara como la pintan. Y a lo mejor hay un presupuesto alternativo en la sede del partido. La gente no habla de otra cosa.

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