LA ALBERCA

La prensa medicinal

El juicio a la pediatra acusada de inventarse un caso de abusos sexuales es noticia. Punto.

Fachada Virgen del Rocío JESUS SPINOLA
Alberto García Reyes

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Un señor bastante rústico, con un léxico que apenas le servía para sobrevivir, me explicó en cierta ocasión una de las claves del periodismo. Fue en Córdoba. Yo estaba haciendo críticas diarias del Concurso Nacional de Flamenco y, en un bar cercano al teatro, me abordó con cierta vehemencia. «¿Usted es el que escribe de cante en el ABC?». A pesar de que la forma en la que se había dirigido a mí era un indicio claro de que no iba a decirme nada bonito, asentí. Y, efectivamente, el hombre me abroncó de forma rudimentaria, pero con toda nobleza. «El muchacho que cantó anoche y que usted dice que no sabe cantar es mi hijo y vengo a decirle que se ha pasado tres pueblos con él», me gritó. Como percibí que el diálogo sosegado iba a ser imposible, opté por mantenerme firme: «Mire usted, le pido disculpas si le ha dolido, pero yo sólo he contado lo que pasó allí. Su hijo desafina y va fuera de compás. Canta muy mal, lo siento». Entonces ese hombre me dijo algo que ya nunca olvidaré: «¡Que mi hijo canta muy mal lo sabe usted, lo sé yo y lo sabe todo el que lo haya visto, pero una cosa es que lo sepamos nosotros y otra cosa es que lo ponga usted en el periódico, porque ahora lo sabe todo el mundo!».

Esto es exactamente lo que ha pasado con la noticia publicada por la periodista de ABC Mercedes Benítez acerca de una pediatra sevillana que se va a sentar en el banquillo acusada por la Fiscalía de haberse «inventado» un abuso sexual contra una menor que acudió a su consulta con una úlcera en la zona genital. A muchos pediatras les ha molestado que esa verdad se haya difundido. Y en un ataque de corporativismo que en mi opinión está mal fundamentado, han arremetido contra la autora de la información y contra el medio proclamando la inocencia de su compañera. Como si los periodistas fuésemos los responsables de los hechos.

En este caso, la acusación de la Fiscalía es palmaria, el asunto es de interés público porque afecta a una funcionaria de nuestro sistema sanitario y porque aborda un asunto tan sensible como los abusos sexuales y la noticia ha recogido la versión del hospital. No se juzga a nadie. Lo único que ha hecho la periodista es su trabajo, por muy incómodo que resulte a quienes prefieren una prensa medicinal inocua. Pero la reacción virulenta de parte del gremio sirve para abrir un debate sobre la falta de transparencia en la vida pública. Se atribuye a Orwell una frase que dice que el periodismo consiste en publicar lo que alguien no quiere que se sepa. Lo acuñara él o no, este aserto es un resumen bastante acertado sobre este oficio. El periodismo es contar lo que importa a la gente, abrir los cajones que el poder tiene cerrados para explicar al público qué se guarda en ellos y actuar con responsabilidad, ética y rigor para que lo que se publica sea veraz. Evidentemente, hay periodistas que no cumplen las reglas básicas, como en cualquier otra profesión, incluida la pediatría. Yo no los defiendo. Lo que defiendo es la libertad de la prensa para contar lo que pasa. Porque una vez que alguien sube al escenario tiene que asumir que lo que allí ocurra no es sólo incumbencia de su padre, sino de todo el mundo.

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