Multadas por recuperar el patrimonio

La gravísima infracción cometida por las monjas de Santa Inés consiste en haber trasladado el órgano de la iglesia conventual a un taller de restauración con la aviesa intención de restaurarlo

Órgano del Convento de Santa Inés que inspiró a Gustavo Adolfo Bécquer y que las monjas han mandado a restaurar Rocío Ruz
Álvaro Ybarra Pacheco

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La Consejería de Cultura ha multado con 170.000 euros a las doce monjas que quedan en el Convento de Santa Inés. La gravísima infracción cometida por las monjas, que viven en precario y con parte del convento en estado lamentable, consiste en haber trasladado el órgano de la iglesia conventual que inmortalizara Gustavo Adolfo Bécquer a un taller de restauración ubicado en Alcalá Del Río con la aviesa intención de restaurarlo. Por trasladarlo sin permiso la multa asciende a 20.000 euros. Por restaurarlo, con el agravante de que la reparación era integral, la sanción es de 150.000. Poco les ha importado a los responsables de Cultura que el restaurador sea el prestigioso Abraham Martínez y que el trabajo lo sufrague la Fundación Alquimia Musicae, especialista en recuperar instrumentos musicales antiguos. El caso es que las monjas, pese a pedirlo en varias ocasiones, no habían obtenido permiso de la autoridad competente para acometer el trabajo y eso debe ser castigado con una sanción ejemplar pues se trata de un Bien de Interés Cultural (BIC).

En realidad, el órgano del siglo XVII restaurado que pensaban hacer sonar por primera vez en la próxima misa de Nochebuena, en recuerdo de Maese Pérez, no era un bien de interés cultural en sí mismo. La caracterización de bien cultural se la confiere el hecho de estar alojado dentro del convento de Santa Inés, cuya protección especial data de 1983. Unos años después de esa fecha, justo en 1992, la propia Consejería de Cultura firmó un convenio por el que se comprometía a restaurar el convento a cambio de que les cedieran dos salas para realizar exposiciones. Lo único que ha reparado hasta el momento la Junta han sido precisamente las salas. Tanto es así que en junio del pasado año, gracias a donaciones particulares y al trabajo altruista de los arquitectos, se acometieron obras de urgencia en el compás de entrada. Se desconoce si la Consejería de Cultura se ha multado a sí misma por poner en riesgo de derrumbe un BIC como Santa Inés, pese a haber suscrito un convenio hace 25 años que le obligaba expresamente a restaurarlo. En cualquier caso no deja de ser chocante que la misma administración que ha hecho tabla rasa del derecho administrativo en su gestión diaria se ensañe por una negligencia burocrática con unas monjas insolventes. El mismo rigor querría yo haberles visto en los eres y en los cursos de formación.

@aybarrapacheco

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