COMENTARIOS REALES

«Letrasado»

¿Por qué con dos cadenas había más programas culturales que hoy con más de veinte canales de televisión?

Jordi Hurtado, presentador del concurso «Saber y ganar», de La 2 ABC
Fernando Iwasaki

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Los libreros de toda España han celebrado su XXIII Congreso Anual en Sevilla y con ellos desembarcaron algunos editores, gestores culturales, bibliotecarios, escritores y periodistas culturales. Me alegra que una cita semejante haya tenido lugar en nuestra ciudad, pues aparte de reencontrarse con amigos muy queridos uno siempre aprecia que Sevilla destaque por su identidad cultural. Sin embargo, a pesar del entusiasmo y del buen humor (negro) de los participantes, advertí un cierto pesimismo sobre el futuro. Y no sobre el futuro del libro y las librerías, sino de la cultura humanista. Vaya por delante que no hablo de las ponencias del congreso, sino de las conversaciones informales del almuerzo.

En efecto, por una parte los periodistas culturales hablaban del recorte de espacios de su información, sobre todo ahora que la gastronomía ha conquistado espacios propios dentro de los medios de comunicación, a imagen y semejanza de lo que ha sucedido con la moda. Por lo tanto, las secciones de «Ocio y Tendencias» han apuntillado al pensamiento y la literatura porque ni el pensamiento ni la literatura son capaces de crear tendencias. ¿Y si en España apareciera una Carlota Casiraghi ibérica que publique un libro de filosofía como «Archipiélago de pasiones»? La ironía en el Caixaforum echaba chispas cuando surgieron las parejas de posibles autores de novelas, ensayos y memorias escritas al alimón para crear tendencia. Incluso una prestigiosa editora se vino arriba y me dijo «Tú escribes un ensayo con XXX y te lo publicamos en tapa dura».

También se habló de la diferencia de espacios culturales en televisión durante los años 70 y 80 con respecto a nuestros días. Alguien llegó a enumerar 27 programas culturales en las dos únicas cadenas de aquellos años, comparados con la indigencia cultural del esplendor de canales públicos, privados, autonómicos y digitales contemporáneos. ¿Por qué con dos cadenas había más programas culturales que hoy con más de veinte canales de televisión? Quizá porque entonces la tendencia era tener lecturas y pensamiento. ¿Alguien se imagina a José Luis Balbín moderando «La Sexta Noche»? De ninguna manera, pues sería tan absurdo como imaginar a cualquier tertuliano de «La Sexta Noche» en «La Clave».

Sin embargo, lo peor llegó cuando intercambiamos información acerca del lugar que ocupan las letras y las humanidades en la enseñanza. Todos sabíamos que las bibliotecas de los institutos son los nuevos lugares de castigo, pero nunca nos habíamos imaginado que existieran profesores de ciencias que denigraran a ciertos alumnos llamándolos «letrasados» y «subverbales». Y lo curioso es que lo hacen para tratar de atraerlos hacia las ciencias y así evitar que se conviertan en «letrasados» si estudian historia o filología.

Salí de aquel congreso muy orgulloso de ser un «letrasado» y un «subverbal». No podría ser otra cosa.

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