Una convención fallida

Rajoy confía en que el paso del tiempo vuelva a hacer posible que los españoles renuncien a la aventura de apoyar otras opciones políticas

Mariano Rajoy, durante su intervención en la clausura de la convención del PP, celebrada en Sevilla J.M.SERRANO
Álvaro Ybarra Pacheco

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La convención del PP convocada en Sevilla para insuflar ánimos a los militantes ante los varapalos de la últimas encuestas y la cercanía de las próximas citas electorales no ha cumplido sus objetivos. El caso Cifuentes, ovacionada durante su aparición en la reunión de los populares, ha dejado un regusto amargo que es imposible obviar. Ni siquiera la evidencia de que las políticas del Partido Popular hacen crecer a España ha servido para compensar el error táctico de cerrar filas con la dirigente madrileña, a la que acabarán arrastrando sus propias mentiras. Encerrarse en la burbuja del partido equivale a dar la espalda al electorado, incluidos los votantes del propio PP, que están más que hartos de esta manga ancha con la que una y otra vez los responsables políticos eluden sus compromisos de regeneración.

Las dotes taumatúrgicas de Mariano Rajoy, que ha salido indemne de situaciones al menos tan complicadas como la actual, parecen ser la gran esperanza de los afiliados y simpatizantes del partido. El presidente no pierde la calma y confía en que el paso del tiempo vuelva a hacer posible que los españoles renuncien a la aventura de apoyar otras opciones políticas. Rajoy invita a elegir entre la seguridad de un partido que ha gestionado con éxito los asuntos (económicos) de España y otro (Ciudadanos) que sólo puede por ahora ofrecer promesas.

En Andalucía, donde es muy posible que los populares tengan su primera prueba electoral, el candidato Juanma Moreno cree, sin embargo, que es precisamente la suma con Ciudadanos la que puede darles la oportunidad de gobernar por primera vez en la comunidad autónoma. La necesidad de contar en el futuro con el partido de Albert Rivera, que a su vez es el que compite en su caladero electoral, obliga al PP a hacer juegos malabares en sus discursos. Esta relación de amor/odio es la única que puede fructificar en la opción de desbancar a Susana Díaz. En cualquier caso es una posibilidad remota. El árbitro en cuestión, Ciudadanos, se decantó en la pasada legislatura por apoyar al PSOE y no hay certezas de que vaya a cambiar sustancialmente su política de pactos.

@aybarrapacheco

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